Pero creo que una cosa de la que no se habla es que nadie escucha. Sabemos opinar, pero no sabemos escuchar. Me refiero a todos. No sabemos escuchar. Y el no saber escuchar es no saber cómo es el otro, es no conocerlo, porque para conocerlo tengo que escucharlo y tengo que comprenderlo, pero para eso tengo que hacer un espacio, para que algo del otro entre en mí. Nadie es mejor, nadie es peor. Lo que realmente es importante es el vínculo y para que ese vínculo tenga un significado tiene que haber una comprensión mutua, tiene que haber un espacio para que deje entrar el otro y saber cuál es la necesidad común. Pero para eso hace falta escuchar, y es algo que no sabemos. Somos un país sumamente fragmentado porque nadie escucha a nadie, no conocemos al otro, no sabemos nada del otro, no conocemos al otro, no sabemos qué hay en el otro, el porqué de un montón de cosas. No es algo que se comprenda leyendo la tapa de un diario, escuchando las noticias. Se comprende abriéndose al otro, escuchándolo. Pero es difícil porque nos sentamos a hablar con el otro con un diálogo interno tan intenso y tan poderoso con tanto ruido dentro de nosotros, que no hay lugar para ninguna otra cosa más que para nuestro propio rollo.
Chango Spasiuk
Ver nota completa en Crítica.
27 junio, 2009
24 junio, 2009
Tenemos que rimar ese silencio
VESPERAL
No hagas ruido, a ver,
si no se va la tarde.
Dile a tu alma que haga
un silencio absoluto.
Acalla ese ruido de pensamientos,
rompe ese hondo clamor de recuerdos,
ahoga ese sordo rumor de ensueños.
No seas imprudente, no hagas ruidos,
que le molestan a la tarde.
Ante ella hay que estar como una esfinge jovial,
ungida de serenos éxtasis
florecidos de silencios blancos.
Tenemos que rimar ese silencio
con el blanco silencio de la tarde.
Pero, ¿ya ves?, se va la tarde.
No pudiste amordazar el grito desbocado de tus nostalgias
y has espantado a la tarde.
Mira como huye despavorida a otro lugar donde comprendan
el silencio blanco de su alma. Y nos deja las sombras
-gran silencio negro-
para el negro silencio de nuestros ruidos.
Ángel Augier
13 junio, 2009
Tu propio cuento
No es un cuento feliz. La vida no es un cuento feliz, Guinzburg. Uno tiene que hacer su propio cuento. Pero no esperes que te lo den. Porque si esperás te vas a hacer viejo y no vas a ser feliz, y cuando querés ya no se te para.
Ana María Campoy reporteada por Jorge Guinzburg en la Revista Viva.
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