30 mayo, 2006

Profecías


Buenos Aires - Ricardo Watson

Tras meditar un instante los conceptos de Megafón, el filósofo villacrespense le dijo:
-La Sublimidad: ¡ una pera de agua! No y no. Si hay que restaurar en el hombre alguna pieza de museo, yo elegiría su facultad inteligente. Hace mucho, en un manicomio de Córdoba, me declararon el Nuevo Profeta de lo Inteligible.
-Samuel, ¿quiere profetizar ahora? -le dijo Megafón.
-Lo haría -respondió Tesler- si tuviera más público en la tertulia y en el gallinero.
-¡Samuel, profetice! -le rogó una Patricia vibrante de antenas.
El filósofo irguió su estatura, se acarició una inexistente barba de profeta y salmodió los versículos que siguen:
Cuando este siglo y sus happening hayan agotado la posibilidad entera de lo Absurdo, ¡ ay, vidalita!
Cuando se haya exprimido el Desorden hasta la última gota de su limón, ¡vidalitay!
Cuando lo Absurdo ya sea un lugar común aburrido.
Y el Desorden una risible cursilería.
Cuando la humanidad estrangule al último psicólogo con la media de nailon de la última estética.
Cuando se grite "No va más", y parezca en efecto que "No vamás", y llorando se diga "No va más".
Entonces lo Inteligible, que había dormido largamente, despertará en su cama de hierro y entre sedosas lencerías, ¡Aleluya!
Los deslumbrados hombres llorarán de alivio al descubrir nuevamente que dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí.
La Geometría parecerá otra vez una refrescante novela de aventuras.
Como un vino sin trucos, la Libertad hará de nuevo que se emborrachen santamente las tres potencias del alma.Y la historia lineal de Caperucita y el Lobo ha de curar a los agonizantes y resucitar a los muertos.


Leopoldo Marechal
Megafón, o la guerra

28 mayo, 2006

La mirada


Dan Eldon


perquè pel món anem a la deriva
perduts entre la colla de la gent,
fins que trobem una mirada viva
que ens desvetlla els neguits del sentiment.

Porque por el mundo vamos a la deriva
perdidos entre el tumulto de la gente,
hasta que encontramos una mirada viva
que nos desvela las desazones del sentimiento.

Josep Maria de Sagarra

25 mayo, 2006

Contradicciones


Los dióscuros

Si tuviera un consejo para dar a un ser joven y del cual respetara la inteligencia, el ardor o la valentía, le diría: «No te apegues. No te apegues nunca. Demasiadas servidumbres encontrarás en tu vida que te forjarás libremente y al azar, y sin saber adónde te conducirá el compromiso asumido. Por el bien de los otros como por el tuyo propio, no te apegues. La desdicha consiste en que se requiere haber estado frecuentemente apegado para conocer el precio de no estarlo».
La atadura exterior tan sólo se siente, en cualquier caso, cuando el lazo interior se ha gastado o se ha roto.
Pero, por otro lado, quien no se apega sólo conoce lo más superficial de los seres.

Marguerite Yourcenar

23 mayo, 2006

Levedad


Marc Chagall
Au Dessus de la Ville, 1924


El tiempo se escapa. Eso. Eso. Y todos se dejan estar caídos como bolsas. Nadie que quiera volar. ¿Cómo convencerlos a esos burros de que tienen que volar? Y sin embargo, la vida es otra. Otra como ellos no la conciben tan siquiera. El alma como un océano agitándose dentro de setenta kilos de carne. Y la misma carne que quiere volar. Todo en nosotros está deseando subir hasta las nubes, hacer reales los países de las nubes...

Roberto Arlt
Los Siete Locos

19 mayo, 2006

Náufragos



Esta es la simple verdad : vivir es sentirse perdido. Quien la acepte habrá comenzado a encontrarse, a pisar terreno firme. Instintivamente, como los náufragos, buscará a qué aferrarse, y esa mirada trágica, inhumana y absolutamente sincera (porque el tema es salvarse) hará que ponga orden en el caos de su vida. Las ideas de los náufragos son las únicas genuinas. El resto es retórica, impostura, farsa.

Sören Kierkegaard

15 mayo, 2006

Recuerdos II



Joel: Realmente necesito irme. Debería seguir mi camino.
 
Clementine: Entonces andate.
 
Joel: Lo hice. Salí por la puerta. Estaba demasiado nervioso. Pensé que quizás eras una loca. Pero eras excitante. Me sentí como un nenito asustado.
 
Clementine: ¿Estabas asustado?
 
Joel: Sii. Pensé que te dabas cuenta. Volví corriendo hacia la fogata, tratando de ganarle a mi humillación.
 
Clementine: ¿Fue por algo que dije?
 
Joel: Si, dijiste “entonces andate”. Y lo dijiste con tanto desdén.
 
Clementine: Oh, lo siento.
 
Joel: Está bien.
 
Clementine: Yo quería que te hubieras quedado.
 
Joel: Yo también quisiera haberme quedado. Juro por Dios que quisiera haberme quedado Quisiera haber hecho un montón de cosas... Ojalá me hubiera quedado.
 
Clementine: Joely ¿Y si esta vez te quedás?
 
Joel: Salí por la puerta. No hay más recuerdos.
 
Clementine: Volvé e inventá una despedida por lo menos. Hacé como que tuvimos una.


Clementine: Eso es todo, Joel. Se va a borrar pronto.
 
Joel: Lo sé.
 
Clementine: ¿Qué hacemos?
 
Joel: Disfrutarlo.

Recuerdos

How happy is the blameless vestal's lot!
The world forgetting, by the world forgot.
Eternal sunshine of the spotless mind!
Each pray'r accepted, and each wish resign'd...

Alexander Pope
Eloisa to Abelard (frgm.)




Clementine: ¿Pensás que soy linda? Cuando era chica pensaba que lo era. No puedo creer que ya esté llorando… A veces pienso que la gente no entiende qué solitario es ser un chico, como si no te preocuparas. Entonces, tenía ocho y tenía unos juguetes, unas muñecas. Mi favorita era una muñeca fea a la que llamaba Clementine, y me la pasaba gritándole “¡no podés ser fea! ¡sé linda!” Es extraño, como si de poder transformarla yo cambiaría mágicamente también.

Joel: Sos linda.

Clementine: Joel, nunca me dejes.

Joel: Sos linda… sos linda… linda



12 mayo, 2006

el fin del disfraz


Adam im Feuerwind - Arik Brauer

Tu amor

Yo quise el fin y habia más
Yo quise más, no habia fin
Lo que yo quise encontrar
Estaba atrás y no aqui

Desde las sombras no vi
Las sombras y no vi luz

No voy a llorar
Si nadie me acompaña
No voy a dejar
Ni un camino sin andar

Aunque sea el fin del amor
Yo he visto el fin del disfraz
Yo quiero el fin del dolor
Pero no hay fin, siempre hay más

No existe sombra
No existe culpa
No existe cruz

No voy a esperar
Las caras que yo extraño
No voy a esperar
Que el destino hable por mi

Y en medio de las lluvias
Del invierno
No hay tiempo ni lugar

Yo se que entenderas
Que amor
Para quien busca una respuesta
Es un poquito más que hacerte bien

Yo tuve el fin y era más
Yo tuve más y era el fin
Cruce la linea final por

Tu amor
Tan fuerte como el no-amor
Tu amor
Parábola de un mundo mejor

Tu amor me enseña a vivir
Tu amor me enseña a sentir
Tu amor

Yo tuve el fin y era más
Yo tuve más y era el fin
Yo tuve el mundo a mis pies
Y no era nada sin ti

Seremos salvos por nuestro amor

Charly García

09 mayo, 2006

Esos seres alados




Gravodar

Dirán que he venido por otros tiempos, convocado
por señales que quedaron en la tierra para ser descifradas
sólo el día en que se junten las tres estrellas
del amanecer. Dirán que no soy el mismo que se fue
y que me deshago, ahora, en la fácil estratagema
de buscar mi propia identidad entre los dólmenes,
aquellos puestos al acecho de la eternidad,
juego tenaz de muertes y revelaciones.
Dirán que finjo la palabra primordial para
confundir al sediento de verdad, como un oráculo
de inversa práctica, o que pretendo
apaciguarme vistiendo el ropaje del verdugo.
Pero he venido sólo por ti, impaciente y temeroso,
como antes de lanzarme a herir de muerte a la Bestia
en medio de su sueño. He venido sólo por ti,
profanando el remordimiento del ciego, dándole
al perro más fiel esta carne envenenada, llamándote
por el nombre que te asignamos cuando se multiplicaron
los peces y hubo otro fulgor entre las zarzas.
Voy por mis puñales, al asalto terminal.
Puedes entenderlo o no. Es parte de la historia.
Sé que estás allí, aunque la penumbra ciña
tu flanco alado. Y aunque el resto se confunda
otra vez, cerca del fin.


Willy G. Bouillon

06 mayo, 2006

Más allá


San Juan Bautista - Leonardo Da Vinci


La eternidad en Lourmarin

Albert Camus
A Jean-Paul Samson


No subsiste línea recta ni carretera iluminada hacia un ser que nos ha dejado. ¿Dónde se aturde nuestro afecto? Un anillo de árbol tras otro, si se acerca es para hundirse al punto. Su rostro a veces viene a apretarse contra el nuestro, sin producir otra cosa que un relámpago helado. El día que alargaba la dicha entre él y nosotros no se halla en ningún sitio. Todas las partes –casi excesivas– de una presencia se han dislocado de golpe. Rutina de nuestra vigilancia... Sin embargo ese ser suprimido persiste en algo rígido, desierto, esencial que en nosotros hay, donde nuestros milenios juntos alcanzan exactamente el espesor de un párpado cerrado.
Hemos cesado de hablar con el que amamos, y sin embargo no reina el silencio. ¿Qué es de él, entonces? Sabemos, o creemos saber. Pero solamente cuando el pasado que significa se abre para darle paso. Aquí le tenemos a nuestra altura, más lejos, por delante.
En el momento, de nuevo contenido, en que interrogamos a todo el peso del enigma, súbitamente comienza el dolor, el de compañero a compañero, que esta vez el arquero no traspasa.

René Char
(versión de Jorge Riechmann)

03 mayo, 2006

Ah, el amor... (3)

Sarah Kane

Quiero dormir a tu lado y hacerte las compras y cargarte las bolsas y decirte cuánto me gusta estar con vos pero me siguen obligando a hacer estupideces...
Y quiero jugar a las escondidas y regalarte mi ropa y decirte cuánto me gustan tus zapatos y sentarme en el borde de la bañadera mientras te bañás y hacerte masajes en el cuello y darte besos en los pies y llevarte de la mano e irme con vos a cenar y que no me importe que comas de mi plato y encontrarme con vos en el Rudy's y hablar del día y tipear tus cartas y llevar tus cajas y reírme de tus paranoias y regalarte discos que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa de radio y hacerte fotos mientras dormís y levantarme para prepararte café con tostadas y pancitos y salir con vos a tomar un café al Florent en medio de la noche y dejar que me robes los cigarrillos y que nunca tengas fuego y contarte lo que vi en la tele la otra noche y acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la mañana pero dejarte dormir un poco más y mientras darte besos en la espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto me gusta tu pelo tus ojos tus labios tu cuello tu pecho tu culo tu
y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelva tu vecina y sentarme a fumar en la escalera hasta que vos vuelvas y preocuparme cuando te atrasás y asombrarme cuando te adelantás y regalarte girasoles e ir a tu fiesta y bailar hasta quedar negro y estar triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y sentir tu piel contra mi piel y tener mucho miedo cuando te enojes y se te ponga un ojo negro y otro azul y tu pelo hacia la izquierda y una cara de oriental y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estés ansiosa y abrazarte más cuando sufras y desearte sólo con olerte y abusarme al tocarte y gemir cuando esté a tu lado y gemir cuando no esté a tu lado y babear sobre tu pecho y envolverte toda la noche y sentir frío cuando me quites la manta y sentir calor cuando no lo hagas y derretirme cuando sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender y preguntarte por qué creés que te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y preguntarme cómo podés pensar que yo sería capaz de rechazarte a vos y preguntarme quién sos pero aceptarte igual y contarte acerca del ángel del niño del bosque encantado que voló sobre el océano porque te amaba y escribirte poemas y preguntarme por qué no me creés y tener un sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y querer compartirte un gatito y sentir celos de él cuando reciba más atención que yo y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un bebé cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te cases conmigo y que vos me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin vos está vacía y querer todo lo que querés y pensar que me estoy perdiendo a mí mismo y saber que con vos estoy a salvo y contarte de mí mismo lo peor e intentar darte lo mejor porque vos lo merecés y contestar tus preguntas cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando en realidad no quiera e intentar ser honesto porque sé que vos lo preferís y pensar que todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a vos porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y hablarte mal en alemán y peor en hebreo y hacer el amor con vos a las tres de la madrugada y de alguna de alguna manera comunicarte ese amor abrumador arrasador incondicional omnipresente y sempiterno que enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno y presente que siento por vos.

Sarah Kane
Crave

01 mayo, 2006

Hogar

Natalie Portman (Sam) y Zach Braff (Andrew)
Garden State (Tiempo de volver, 2004)

Andrew: ¿Viste ese punto en tu vida en el que te das cuenta de que la casa en la que creciste ya no es más tu hogar? De pronto, aun cuando tenés un lugar en donde poner tus cosas, esa idea de hogar se perdió.

Sam: Yo todavía siento a mi casa como un hogar.

Andrew: Ya vas a ver cuando te mudes, simplemente pasa que un día ya no está. Y ya no lo podés hacer regresar. Es como sentir añoranzas de hogar por un lugar que ya no existe. Quiero decir, es como un rito de transformación, ¿no? No sentís nunca más lo mismo hasta que creás una nueva idea de hogar por vos mismo, ¿no? para tus hijos, la familia que inicies, es como un círculo o algo así. Yo extraño esa idea. Quizás eso sea una familia en realidad. Un grupo de personas que extrañan el mismo lugar imaginario.