28 enero, 2017

Esencia de la ficción

Jón Kalman Stefánsson

Paul Engles: ¿Alguna vez te has sentido destinado a ser escritor o tenías otras ambiciones?

Jón Kalman Stefánsson: A los diez años quería juntarme con The Beatles –más tarde escribí una novela al respecto. También quería ser el mejor amigo del arquero Pat Jennings, y más aun el mejor amigo de Tarzán –junto salvaríamos al mundo. A los dieciocho años de edad soñaba con llegar a ser astrónomo – después de haber visto los programas de TV donde Carl Sagan hablaba acerca del universo – más tarde comprendí que esa riqueza y misterio son, en cierto modo, esencia de la ficción.

MacLehose Press website, 2010

26 enero, 2017

Hermanos de sangre

Jules Aarons -  Boston

Ahora me parece que Fanshawe siempre estuvo allí. El es el lugar donde todo empieza para mí, y sin él apenas sabría quién soy. Nos conocimos antes de que supiéramos hablar, bebés con pañales gateando por la hierba, y antes de cumplir los siete años ya nos habíamos pinchado los dedos con un alfiler y nos habíamos hecho hermanos de sangre para toda la vida. Siempre que pienso en mi infancia ahora, veo a Fanshawe. El era quien estaba conmigo, quien compartía mis pensamientos, a quien veía cada vez que apartaba la vista de mí mismo.
Pero eso fue hace mucho tiempo. Crecimos, nos fuimos a distintos sitios, nos distanciamos. Nada de eso es muy extraño, creo yo. La vida nos arrastra de muchas maneras que no podemos controlar y casi nada permanece con nosotros. Muere cuando nosotros morimos, y la muerte es algo que nos sucede todos los días.

Paul Auster
Trilogía de Nueva York

20 enero, 2017

Aprendizaje


 Gustave Caillebotte - Retrato de Henri Cordier (1883)


Había llegado a esa edad en que se planteaba, con creciente intensidad, una pregunta de tan abrumadora simplicidad que no sabía cómo encararla.  Se preguntaba si valía la pena vivir su vida, si alguna vez había valido la pena. Sospechaba que todos los hombres se hacían esa pregunta en algún momento, y se preguntaba si a todos les ocurría con esa misma fuerza impersonal con que se había instalado en él. La pregunta conllevaba una tristeza general que (pensaba) tenía poco que ver con él mismo o con su destino individual; ni siquiera sabía si la pregunta surgía de las causas más obvias e inmediatas, de lo que había ocurrido con su vida. Venía, según pensaba, del paso de los años, de la acumulación de accidentes y circunstancias, y de lo que él había llegado a comprender sobre cada uno de ellos. Lo satisfacía de una manera sombría e irónica, la posibilidad de que lo poco que había podido aprender lo hubiera conducido a este conocimiento: que con el tiempo todas las cosas, incluso el aprendizaje que le permitía saber esto, eran fútiles y vacuas, y que al fin se reducían a una nada que ellas no llegaban a alterar. 

John Williams
Stoner

17 enero, 2017

Estar ahí


Arkady Rylov - Atardecer

El otoño estaba finalizando. Las rustifinas, los arces de Shantung, los fustetes y las secuoyas estaban completamente rojos en medio de la escarcha. Las montañas estaban cubiertas por un vivo tapiz, pero no era de un simple rojo, sino que venía entremezclado con espléndidos matices de violeta, amarillo brillante y marrón, creando un conjunto variado. Era un ejemplo de lo que los pekineses suelen llamar “los colores de la montaña”, y que sólo puede apreciarse cuando el otoño está bien avanzado. ¡Qué increíble que en las afueras de Pekín existiera todavía un lugar tan hermoso! Sabes, mientras conducía por ese camino rural que serpenteaba entre las montañas, suspirando deslumbrado, lo que se me atoraba en el pecho también era el resentimiento y el desencanto de saber que mi destino no fuera estar ahí. 


Ge Fei

El invisible

15 enero, 2017

Esa mirada nómada


Henry Jules Jean Geoffroy - Les petits écoliers (1905)

Una tarde, mientras redactaba un informe de lectura, Hans se distrajo con los ruidos de la casa. Se distrajo en parte porque el libro le había parecido francamente aburrido, y en parte porque la vocecilla inquieta de Thomas volviendo de la escuela y corriendo por el pasillo era difícil de ignorar. Se estiró y salió de la habitación para tomarse un café en la sala. Al verlo bajar, Thomas hizo lo que solía: brindarle un saludo alegre, cuatro o cinco acrobacias, una risita pícara y marcharse a buscar otro entretenimiento. Viéndolo alejarse, Hans se sintió desamparado y pensó que no había mirada más sin dueño que la de un niño jugando. Con la taza en los labios, se preguntó por qué un adulto estaba preparado para el odio de otro adulto, pero no para la indiferencia de un niño. El ir y venir de los ojos de Thomas, que celebraban algo tan pronto como lo olvidaban, esa mirada nómada ante el mundo, ¿se enamoraba de todo o no retenía nada?

Andrés Neuman
El viajero del siglo

07 enero, 2017

Cansancio


 Kees Van Dongen - Amapola (1919)

Desde luego, no era producto de su imaginación el que sus viejos conocidos la evitaran por la calle, y que los clientes pusieran cara de sorpresa y dijeran: "Ah, me parecía haber leído en alguna parte que había cerrado". El señor Thornton, el señor Drury y el señor Keble y sus mujeres no volvieron a aparecer por la tienda, ya que estaba marcada.
No le importó tanto como creía. Suponía una derrota, pero la derrota es mejor recibida cuando al menos uno está cansado.

Penelope Fitzgerald
La librería