29 mayo, 2011

Pequeñas cosas



 Guillaume Canet

"Es sin duda mi filme más personal. Estaba pasando momentos muy difíciles en mi vida, en los que me di cuenta de que no había tomado buenas decisiones ni elecciones. Me había desperdigado mucho en mi trabajo, lo hacía todo sin parar y me había perdido muchas cosas, incluso amigos. El mundo va tan rápido que uno no tiene tiempo realmente de vivir las cosas y digerirlas, todo tiene que ser inmediato, parece que no pudiéramos detenernos y así no podemos disfrutar de las pequeñas cosas que nos aporta la vida. Pensé que ese sentimiento lo podía compartir con el público, hablar de lo importante de la amistad y del amor, de decir a la gente que uno quiere que la quiere antes de que sea demasiado tarde". Se ha puesto algo sentimental Canet, pero lo hace con una sinceridad y una tranquilidad que apabulla, también con una bonita sonrisa en el rostro.

27 mayo, 2011

Sólo una cuestión de amor



Juste une question d'amour (Christian Faure, 2000)

Laurent: ¿Ya has estado enamorado?

Cédric: Sí, pero para que dos vivan juntos tenés que aprender a mentir, y yo no sé hacerlo.

Laurent: Eso es demasiado científico…

Cédric: Sí, probablemente

Cyrille Thouvenin (Laurent) y Stéphan Guérin-Tillié (Cédric)



Danièle Denie (Jeanne) y Eva Darlan (Emma)

Emma: [a Laurent] Es una pena que a tu edad soportes todo ese dolor inútil


Cyrille Thouvenin (Laurent) y Idwig Stephane (Pierre)

Pierre: ¿Pensaste en nosotros en algún momento?

Laurent: Eso es lo que he estado haciendo toda mi vida, pensar en ustedes. Pero dejame hablar a mí ¿sí? Conocés a Cédric, estoy enamorado de él. Sí, lo quiero. Sí, amo a un hombre, sé que no podés soportar la idea, pero es así. No es un tema de ser gay o lo que sea, es simplemente una cuestión de amor. Papá, no es tu culpa, ni mía. Vos sos reservado con estos temas, y yo también.

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Coloquio Sentimental
 

Por el viejo parque solitario y helado
Dos formas acaban de pasar.

Sus ojos están muertos y sus labios son suaves,
Y apenas se entienden sus palabras.

En el viejo parque solitario y helado
Dos espectros evocaron el pasado.

- ¿Te acuerdas de nuestro éxtasis antiguo?
- ¿Por qué quieres pues que me acuerde?

- ¿Tu corazón late siempre por mi solo nombre?
¿Siempre ves mi alma en sueños?
- No.

- ¡Ah! ¡Los bellos días de felicidad indescriptible
En los que uníamos nuestras bocas!
- Es posible.

¡Cuando era azul, el cielo, y grande la esperanza!
- La esperanza huyó, derrotada, hacia el cielo negro.

Así se marcharon entre la avena silvestre,
Y solo la noche oyó sus palabras.

Paul Verlaine
Fiestas galantes (1869)
(versión de Susana R. Verano) 

22 mayo, 2011

El corazón salvaje de la vida

foto:  ahlime

Estaba solo. Estaba despreocupado, feliz, próximo al corazón salvaje de la vida. Era joven y estaba solo, determinado y loco de pasión, solo en medio de un derroche de aire puro y agua salobre, de una cosecha marina de valvas y algas laminares, y la luz velada y gris del sol y figuras de niños y muchachas con ropas alegres y livianas y voces infantiles y femeninas en el aire.


James Joyce
Retrato del artista adolescente

20 mayo, 2011

La misma historia en todas partes

Christopher Anderson

La misma historia en todas partes. Si quieres pan, tienes que aceptar la rutina del trabajo, marcar el paso. Por toda la tierra un desierto gris, una alfombra de acero y cemento. ¡Producción! Más tuercas y tornillos, más alambre de púas, más galletas para perros, más segadoras mecánicas para césped, más rodamientos de bolas, más explosivos instantáneos, más tanques, más gas venenoso, más jabón, más pasta de dientes, más periódicos, más educación, más iglesias, más bibliotecas, más museos. ¡Adelante! El tiempo apremia. El embrión está abriéndose paso por el cuello de la matriz, y ni siquiera hay una gota de saliva para facilitar la salida. Un parto seco, estrangulados Ni un gemido, ni un chirrido. Salut au monde! Salva de veintiún cañones zumbando desde el recto. «Llevo el sombrero como me place, dentro o fuera de casa», decía Walt. Aquélla era una época en que todavía podías encontrar un sombrero de tu talla. Pero el tiempo pasa. Para encontrar ahora un sombrero de tu talla tienes que ir a la silla eléctrica. Te dan un gorrito. Un poco justo, ¿eh? Pero ¡no importa! Te está bien. 

He
nry Miller
Trópico de Cáncer

14 mayo, 2011

A la Naturaleza más...


CLXXVIII

Hay cierto placer en el seno de los bosques impenetrables,
hay algo embelesador en la solitaria ribera,
hay sociedad en donde nadie viene a importunarnos,
a las orillas del mar profundo, cuyo bramido tiene también su armonía.
Yo no he dejado de querer al hombre, mas prefiero a la Naturaleza
desde que estoy entregado a su contemplación.
En su presencia me despojo de todo lo que soy, de todo lo que he sido,
para mezclarme con el Universo, para sentir
lo que nunca podría expresar, pero tampoco reservar del todo.

Lord Byron
La peregrinación de Childe Harold


Diego Lema -  Holding you (Tel Aviv)


CLXXVIII

There is a pleasure in the pathless woods,
There is a rapture on the lonely shore,
There is society where none intrudes,
By the deep Sea, and music in its roar:
I love not Man the less, but Nature more,
From these our interviews, in which I steal
From all I may be, or have been before,
To mingle with the Universe, and feel
What I can ne'er express, yet cannot all conceal.

Lord Byron
Childe Harold's Pilgrimage

07 mayo, 2011

Construir otra belleza

Aquiles

Lo que tal vez sugiere la Ilíada es que ningún pacifismo, hoy en día, debe olvidar o negar esa belleza: como si nunca hubiera existido. Decir y enseñar que la guerra es un infierno y nada más es una mentira nociva. Por muy atroz que pueda sonar, es necesario acordarse de que la guerra es un infierno, pero bello. Desde siempre los hombres se lanzan a ella como falenas atraídas por la luz mortal del fuego. No hay miedo u horror que hayan conseguido mantenerlos alejados de ¡as llamas: porque en ellas siempre han encontrado la única redención posible ante la penumbra de la vida. Por ello, la tarea de un pacifismo verdadero tendría que ser hoy no tanto demonizar hasta el exceso la guerra, sino comprender que sólo cuando seamos capaces de otra belleza podremos prescindir de la que la guerra, desde siempre, nos ofrece. Construir otra belleza es tal vez el único camino hacia una auténtica paz. Demostrar que somos capaces de iluminar la penumbra de la existencia sin recurrir al fuego de la guerra. Dar un sentido, fuerte, a las cosas, sin tener que llevarlas hasta la luz, cegadora, de la muerte. Poder cambiar el destino de uno mismo sin tener que apoderarse del de otro; lograr que circulen el dinero y la riqueza sin tener que recurrir a la violencia; encontrar una dimensión étíca, incluso muy elevada, sin tener que ir a buscarla en los confines de la muerte; encontrarse a uno mismo en la intensidad de lugares y momentos que no sean una trinchera; conocer la emoción, incluso la más vertiginosa, sin tener que recurrir al doping de la guerra o a la metadona de las pequeñas violencias cotidianas. En fin, otra belleza, si es que comprendéis lo que quiero decir.
Hoy la paz es poco más que una conveniencia política: no es, en modo alguno, un sistema de pensamiento y una manera de sentir verdaderamente difundidos. Se considera la guerra un mal que hay que evitar, es cierto, pero se está muy lejos de considerarla un mal absoluto: a la primera ocasión, revestida de hermosos ideales, entrar en guerra se convierte rápidamente en una opción factible. A veces, incluso suele elegirse con cierto orgullo. Siguen estrellándose las falenas con la luz del fuego. Una real, profética y valiente ambición por la paz yo la veo únicamente en el trabajo paciente y escondido de millones de artesanos que cada día trabajan para suscitar otra belleza, y la claridad de luces, límpidas, que no matan. Es una empresa utópica, que presupone una vertiginosa confianza en el hombre.
Pero me pregunto si alguna vez nos hemos adentrado tanto, como hoy en día, por un sendero parecido. Y por eso creo que nadie, a estas alturas, logrará ya detener ese camino, o invertir el sentido. Lograremos, antes o después, sacar a Aquiles de aquella mortífera guerra. Y no será ni el miedo ni el horror lo que lo lleve de regreso a casa. Será cierta belleza, una belleza distinta, más cegadora que la suya, e infinitamente más apacible.

Alessandro Baricco
Homero, Ilíada

04 mayo, 2011

Unico, irrepetible



Terremoto en Japón 2011

Todos los bebés son prematuros. El cachorro humano es el más dependiente, tal vez porque no tiene que aprender a volar y cazar por su cuenta, sino que debe incorporar el mundo cultural, que se transmite por el habla y la escritura. La prematurez del niño, su indefensión, origina un apego duradero a los primeros objetos de amor, un deseo de fusión nunca saciado. En todo adulto perdura ese bebé prematuro que aspira a la unión total con el otro. Georges Bataille lo dice a propósito del erotismo. Cada ser es único, irrepetible; su nacimiento, su muerte y los acontecimientos de su vida interesan e implican a otros, pero se nace y se muere solo. Entre un ser y otro hay un abismo, que el erotismo tiende a anular.

Luis Hornstein
Autoestima e identidad. Narcisismo y valores sociales