26 mayo, 2012

Una estela de serenidad

John Thomson - Fumando opio en un restaurant

Se perdían ahora en él mismo, recogiendo en su abanico todo el agobio del mundo, pero un agobio sin amargura, llevado por el opio a una pureza suprema. Con los ojos cerrados, transportados por las grandes alas inmóviles, Gisors contemplaba su soledad: una desolación que se unía a lo divino, al mismo tiempo que se ensanchaba hasta lo infinito aquella estela de serenidad que recubría suavemente las profundidades de la muerte. 

Andre Malraux
La condición humana

21 mayo, 2012

Nuestra vida

Saul Leiter -  Shopping (ca.1953)

Nos desarma, de hecho, la inclinación a pensar que nuestra vida, en primer lugar, era un fragmento conclusivo de la vida de nuestros padres, el único que ha sido entregado a nuestro cuidado. Como si nos hubieran encargado, en un momento de cansancio, que sujetáramos un rato ese epílogo para ellos valioso –de nosotros se esperaba que lo devolviésemos, tarde o temprano, intacto. Ya lo recolocarían luego ellos en su lugar, completando con él la redondez de una vida consumada, la suya. Pero a nuestros padres cansados, que se habían fiado de nosotros, les devolvemos el corte de añicos afiliados, objetos que se han caído de las manos. En el sordo acecho de semejante fracaso no encontramos nunca el tiempo para reflexionar, ni la luz para rebelarnos. Tan sólo la inmovilidad sorda de la culpa. Así volverá a ser nuestra, nuestra vida: cuando ya sea demasiado tarde. 

Alessandro Baricco
Emaús

19 mayo, 2012

Recordar hacia atrás




“Querida Penélope. Estoy muy cerca de Ítaca ahora… Pienso muy seguido en mi infancia, y en los lugares donde solíamos jugar y caminar. Los primeros recuerdos. Los campos de papas. La miel de abeja. Voy muy hacia atrás en los recuerdos en busca del hogar. Primero solía recordar sólo el día de ayer. No quería recordar hacia atrás. Temía mirar hacia atrás. Sólo hace poco pude darme cuenta de que mis recuerdos vienen de mucho más lejos, de lugares que desaparecieron hace tiempo. Estoy cerca de un lago hermoso, y es otoño. El sol cae sobre el lago y el bosque a mi alrededor. Las noches son frescas y están llenas de secretos.

Jonas Mekas
Ningún lugar adónde ir

14 mayo, 2012

Hazme un sitio en tu montura



VENCIDOS

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá "quedó su ventura"
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura,
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
Y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...

León Felipe


Y así la cantó Joan Manuel Serrat



09 mayo, 2012

Quietud

Erik Gernand - Non-love song

Entonces, cuando éramos jóvenes, gran parte de la vida era quietud, o eso parece ahora; una permanente quietud; una vigilancia. Esperábamos en nuestro mundo, aun no formado, escrutando el futuro igual que el muchacho y yo nos habíamos escrutado el uno al otro, como soldados en el frente, a la espera de lo que va a ocurrir. 

John Banville
El mar

05 mayo, 2012

Cuando el presente se movía




El hijo podría tranquilizarlo: “No pasa nada, sos mi papá igual, sólo te estás viniendo viejo”, para no decirle que hay un momento en que uno va dejando de vivir en su época y empezando a vivir en su mundo. A algunos les pasa a los cincuenta, a otros a los cuarenta, a otros les empezó a pasar a los treinta o incluso antes (y así quedaron: demasiado poco tiempo en su época para alcanzar a construirse un buen mundo donde irse a vivir después). Reynolds ronda los cincuenta. Pero como está tan acostumbrado a su inteligencia, a procesar fructíferamente la demencial data que acumula día a día, año a año, suma la frase de su hijo al total de lo que tiene en las mil pantallas prendidas en su cerebro y elabora toda una teoría, que bautiza “Retromanía”, y que viene a ser el saqueo del pasado en busca de novedades.
[…]
A diferencia de Reynolds, yo hace tiempo que ya no vivo en mi época sino en mi mundo, pero también creo en el futuro. Cuando leo cosas así, escritas por alguien de veinte, creo en el futuro.

Juan Forn
El futuro silencioso

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