30 julio, 2009

El tiempo



Gabriel Lerman: ¿Cómo te afectó en lo emocional la experiencia radical del paso del tiempo, que es el tema principal de la película?

Brad Pitt: Hay muchos temas que se ponen en juego en este film. Algo que me fascina es descubrir que todos tenemos algo en común, y eso muchas veces me sucede cuando estoy con una persona que no conozco y que no me conoce y, de repente, algo me hace tomar conciencia de esas coincidencias: todos llevamos a cuestas un gran cúmulo de experiencias y varias historias increíbles.
Siempre sentí fascinación por descubrir las historias que se encuentran detrás de cada persona, incluso las pérdidas que arrastran tras de sí. Y esto me lleva a pensar en el paso del tiempo y en la fragilidad de todo lo que constituye nuestra vida, así como en el modo en que la estoy viviendo. Entonces, me pregunto: ¿Estaré en la mitad de mi vida? ¿Habré recorrido ya la mitad del camino? ¿O será un poco más de la mitad?
¿Estaré, en realidad, casi en el final? Y la verdad es que no tengo idea, pero hay una cosa que sí sé y es que no quiero pasar el tiempo que me queda, no importa cuán largo sea, enojado con las personas que amo.
Quiero que todo mi tiempo en este mundo sea tiempo de calidad, quiero hacer cosas que valgan la pena.

Fragmento del reportaje de la revista Acción.

25 julio, 2009

Muchas cosas valiosas


-Lo que está haciendo es, tal vez, recuperar el tiempo perdido.
La señora Saeki reflexiona unos instantes sobre ello.
-Quizás si –dice-. Pero ¿cómo lo sabes?
-Porque yo tal vez esté haciendo lo mismo.
-¿Recuperar el tiempo perdido?
-Sí –digo-. A mí, desde que era pequeño, me han ido robando muchas cosas. Muchas cosas valiosas. Y ahora tengo que recuperarlas, aunque sólo sea una parte de ellas.

Haruki Murakami
Kafka en la orilla

18 julio, 2009

Lo fulminante y lo glorioso



Por un lado, pues, cargamos el sexo con una pesadumbre que tal vez no le corresponda. Pero, por otro lado, banalizamos lo que la sexualidad tiene de fulminante y de glorioso. De fuerza elemental, de terremoto íntimo. En el sexo quedamos desprovisto de lo accidental. Es un momento que nos devuelve a la animalidad, sin duda, a la piel fiera y ciega. Pero además en cada acto sexual hay un estallido de vida y un vislumbre de muerte: esto es, un barrunto de la esencia de lo humano. Y por eso nos podemos seguir reconociendo en ese instante a través del tiempo y del espacio.

Rosa Montero
Revista Viva