Alice (Clotilde Hesme), Madre de Julie (Brigitte Roüan) y
Jasmine (Alice Butaud) en Les Chansons d'amour
(Christophe Honoré, 2007)
Alice: Ismael me contó sobre los resultados de la autopsia.
Madre de Julie: ¿Por qué te contó? ¿Es tan importante para él?
Alice: Creo que sí. Es importante comprender.
Madre de Julie: No estoy tan segura. Esperamos que los médicos revelen cada misterio, que desentierren cada secreto que los pueda explicar. Yo rechazo esa ilusión. El misterio forma parte de la vida y simplemente se suma al horror de la muerte de Julie.
George: Hablemos sobre el miedo. El miedo es, después de todo, nuestro enemigo real. El miedo está dominando nuestro mundo. El miedo está siendo usado como una herramienta para manipular a nuestra sociedad. Es el modo en que los políticos venden política de puerta en puerta y el modo en que en la Av. Madison nos venden cosas que no necesitamos. Piensen en esto. Miedo a la posibilidad de ser atacados, miedo a que haya comunistas acechándonos a la vuelta de cualquier esquina, miedo a que cualquier pequeño país del Caribe que no crea en nuestro modo de vida suponga una amenaza para nosotros. Miedo a que la cultura negra llegue a dominar el mundo. Miedo a las caderas de Elvis Presley. Bueno, quizás esas sí den realmente miedo. Miedo a que nuestro mal aliento arruine nuestras amistades… Miedo a envejecer y quedarnos solos. Miedo a que nos consideren inútiles y a que a nadie le importe lo que tenemos para decir.
No comprendo cómo, con mi imaginación excesiva, no escribo cuentos. ¿Por qué no me atrevo a inventar? ¿Qué no me deja crear otro mundo que éste? ¿Quién me adhiere y me fija adonde yo no quiero?
Lo que falla en mí es la continuidad de las visiones, de las alucinaciones. Infidelidad a las imágenes, a lo visto. Restará una criatura freudiana. Pero yo sé que sé más de lo que creo. Yo sé que sé. Eso es indudable.
Un monstruo me persigue. Yo huyo. Pero es él quien tiene miedo, es él quien me persigue para pedirme ayuda.
George Caleb Bingham - Raftmen playing cards (1847)
Ahora, en Winesburg, Ohio, una maestra también tiene consejos para el futuro escritor: “Tendrás que conocer la vida. Si quieres ser escritor debes dejar de tontear con las palabras. Será mejor que abandones la idea de escribir hasta que estés mejor preparado. Ahora debes vivir. No pretendo asustarte, pero quisiera que comprendas el alcance de lo que piensas hacer. No debes convertirte en un mero mercachifle de las palabras. Lo más importante es que aprendas lo que la gente piensa, no lo que dice”.
Fragmento del artículo El mapa de la literatura norteamericana y sus alrededores de Guillermo Saccomanno en Página12 sobre la obra de Sherwood Anderson.