Edward Hopper - Nighthawks (1942)
El tío Charlie servía y servía, y puso frente a mí un vaso rebosante de whisky. Inmediatamente después empezó a abrir botellas de cerveza para los vendedores y me perdió la pista. Yo me fijé en el bar. Otro no habría visto más que a un grupo aleatorio de bebedores, pero yo veía a mi gente. A mi familia y amigos. A mis compañeros de viaje. Allí había todo tipo de personas –agentes de bolsa y ladrones de bancos, atletas e inválidos, madres y supermodelos-, pero todos éramos uno. A cada uno le había herido algo, o alguien, y todos acudíamos al Publicans porque a la tristeza le gusta la compañía, pero lo que busca, realmente, es el gentío.
J.R. Moehringer
El bar de las grandes esperanzas