18 noviembre, 2008

I giovani

foto: ahlime

…yo siempre siento a la mañana que lo mejor que me puede ocurrir es lo que todavía no me ocurrió, y debe de ser por eso que me conecto muy bien con los jóvenes en las lecturas que hago. Me gusta escribir para los que vienen. ¿Viste la onda de desprecio a los jóvenes? Me repele profundamente. Hay una encuesta que indica que los jóvenes creen cada vez menos en la democracia en América latina, salvo en la Argentina, Uruguay y Costa Rica. Es muy fácil satanizarlos y decir que son unos cabezas huecas a los que todo les importa un carajo, incluida la política. ¿Y qué les ofrece la política? Es un ejercicio profesional de mentirosos, de acróbatas de circo, de lo que Luis Alberto de Herrera, un caudillo del Partido Nacional [Blanco] y un viejo muy pintoresco, llamaba "los redondos". [Lo imita con voz gangosa.] "No, ése no porque es redondo." Redondos eran los que de tanto darse vuelta habían quedado redondos. Y la política está llena de redondos. ¿En quién van a creer los muchachos si lo que se promete nunca coincide con lo que se hace y si se practica el doble discurso continuo? No creen porque les mienten, y los que les mienten después se enojan porque no les creen. El descrédito de la política nació de una realidad bastante deprimente. Los chicos se encuentran con un mundo donde no rige el sistema de valores que nos formó a nosotros y que no despreciaba a los perdedores y creía que la pobreza era fruto de la injusticia. Ahora, el perdedor y el fracasado son dignos del desprecio colectivo, falta que los escupan. Hoy es obligatorio el éxito y los chicos sienten esa presión exitista de que tienen que ganar. Aquella visión del mundo, común a mi generación, a la tuya, no demonizaba a los pobres, pero ahora resulta que son ineficientes y merecen su destino porque la ineficiencia tiene que ser castigada. Los jóvenes se asoman a un mundo implacable donde cada uno que está en la escalera empuja con el pie al otro para que se caiga. Es un mundo del desvínculo donde nadie se encuentra con nadie. A los jóvenes los acusan de vivir romances con las maquinitas. Será porque con la gente es complicado.

Eduardo Galeano

Fragmento del reportaje de Jorge Urien Berri en ADN

1 comentario:

Veroka dijo...

Es así, tal cual, ni una palabra menos ni una más.