18 julio, 2009

Lo fulminante y lo glorioso



Por un lado, pues, cargamos el sexo con una pesadumbre que tal vez no le corresponda. Pero, por otro lado, banalizamos lo que la sexualidad tiene de fulminante y de glorioso. De fuerza elemental, de terremoto íntimo. En el sexo quedamos desprovisto de lo accidental. Es un momento que nos devuelve a la animalidad, sin duda, a la piel fiera y ciega. Pero además en cada acto sexual hay un estallido de vida y un vislumbre de muerte: esto es, un barrunto de la esencia de lo humano. Y por eso nos podemos seguir reconociendo en ese instante a través del tiempo y del espacio.

Rosa Montero
Revista Viva

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