01 febrero, 2010

Escritores y escritores



A mí me gusta que me cuenten historias, eso desde ya, pero la habilidad de la trama perfecta es algo que con el tiempo me está interesando cada vez menos. En el momento en que soy consciente, que digo, uy, mirá qué bien, acá dijo esto porque después lo va a retomar más allá... empiezo a desconfiar también. A mí me gustan los libros que te meten en su mundo. Me gusta un libro donde hay un autor que tiene una visión del mundo y entonces te abre esa compuerta y te metés ahí adentro, autores que tienen una forma de contar la vida. Porque al final suena solemne, pero lo que estás contando es eso. Una escritura que te propone una visión distinta, que te hace preguntas. En ese sentido, por ejemplo, cuando yo tenía 20 años y leía los cuentos de Borges, me parecían emocionantes. En un sentido estético, eran la perfección y ahora lo que me pasa es que me siguen pareciendo también cuentos excelentes pero los siento como textos más cerrados, donde todo está tan cuidado y es tan perfecto que el autor me está contestando la misma pregunta que él se hace a sí mismo. Todo empieza y termina en el escritor. Hay escritores que quizás son menos perfectos –tampoco esto es para hacer una elegía de la imperfección– pero hay escritores que están menos ocupados en la perfección y lo que se pone en juego es otra cosa, es otra pulsión y a mí lo que más me conmueve es eso.

Esther Cross en el suplemento Libros de Página 12.

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