27 abril, 2012
Lo que desaparece
Desaparecidos: los muertos sin tumba, las tumbas sin nombre.
Y también:
los bosques nativos,
las estrellas en la noche de las ciudades,
el aroma de las flores,
el sabor de las frutas,
las cartas escritas a mano,
los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo,
el fútbol de la calle,
el derecho a caminar,
el derecho a respirar,
los empleos seguros,
las jubilaciones seguras,
las casas sin rejas,
las puertas sin cerradura,
el sentido comunitario
y el sentido común.
Eduardo Galeano
Los hijos de los días
21 abril, 2012
No haber vivido en vano
Cuando llegue la hora de mi muerte, no sentiré haber vivido en vano. Habré visto los crepúsculos rojos de la tarde, el rocío de la mañana y la nieve brillando bajo los rayos del sol universal; habré olido la lluvia después de la sequía y habré oído el Atlántico tormentoso batir contra las costas graníticas de Cornualles.
Bertrand Russell
17 abril, 2012
Después de mí
Steve McCurry - Myanmar
nueva casa
cerca de los muros de Meng
viejos árboles
algunos sauces mortecinos
me pregunto
quién habitará este lugar
después de mí
por quien ya lo habitó
inútil es la tristeza
Wang Wei
12 abril, 2012
Una complicidad conquistada
El abrazo, mediante el cual el amor mantiene a los seres unidos el uno al otro contra la soledad, no era al hombre al que proporcionaba su ayuda; era al loco, al monstruo incomparable, preferible a todo, que todo ser es para sí mismo y al que elige en su corazón. Desde que su madre había muerto, May era el único ser para quien él no era Kyo Gisors, sino la más estricta complicidad. «Una complicidad consentida, conquistada, elegida» —pensó, extraordinariamente de acuerdo con la noche, como si su pensamiento ya no estuviese hecho para la luz. «Los hombres no son mis semejantes; son los que me ven y me juzgan; mis semejantes son aquellos que me aman y no me miran; los que me aman contra todo; los que me aman contra la decadencia, contra la bajeza, contra la traición; a mí, y no lo que yo haya hecho o haga; quienes me amen tanto como yo me amo a mí mismo —hasta el suicidio, incluso... Sólo con ella tengo en común este amor, desgarrado o no, como otros, juntos, tienen hijos enfermos y que pueden morir»... Aquello no era, por cierto, la felicidad; era algo primitivo que concordaba con las tinieblas y hacía subir hasta él un calor que acababa en una opresión inmóvil, como de una mejilla contra otra mejilla —la única cosa en él que era fuerte como la muerte.
Andre Malraux
La condición humana
05 abril, 2012
Esa nada
Susan Hayward: … Perdóneme, pero es que me siento tan mal, tan confundida… A veces de noche me despierto y no puedo creer que sea verdad, pienso que no ha muerto, que todo ha sido una pesadilla, no es posible que lo único bueno que me pasó en la vida se haya terminado para siempre, … pero estiro la mano para tocarlo y en la oscuridad no hay nada… no puedo tocar nada, y esa nada no es él, esa nada soy yo…
Mañana Lloraré (I'll cry tomorrow, 1955)
citado por Manuel Puig en The Buenos Aires Affair
Lilian Roth (Susan Hayward)
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