05 mayo, 2012
Cuando el presente se movía
El hijo podría tranquilizarlo: “No pasa nada, sos mi papá igual, sólo te estás viniendo viejo”, para no decirle que hay un momento en que uno va dejando de vivir en su época y empezando a vivir en su mundo. A algunos les pasa a los cincuenta, a otros a los cuarenta, a otros les empezó a pasar a los treinta o incluso antes (y así quedaron: demasiado poco tiempo en su época para alcanzar a construirse un buen mundo donde irse a vivir después). Reynolds ronda los cincuenta. Pero como está tan acostumbrado a su inteligencia, a procesar fructíferamente la demencial data que acumula día a día, año a año, suma la frase de su hijo al total de lo que tiene en las mil pantallas prendidas en su cerebro y elabora toda una teoría, que bautiza “Retromanía”, y que viene a ser el saqueo del pasado en busca de novedades.
[…]
A diferencia de Reynolds, yo hace tiempo que ya no vivo en mi época sino en mi mundo, pero también creo en el futuro. Cuando leo cosas así, escritas por alguien de veinte, creo en el futuro.
Juan Forn
El futuro silencioso
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