18 junio, 2013
La mano en ademán de despedida
Los años de la infancia...
A mi memoria acude una escena que es como un símbolo de aquellos años. Tal como ahora soy, esa escena representa para mí la infancia en sí misma, perdida en el pasado e irrecuperable. Cuando presencié esa escena, percibí la mano en ademán de despedida con la que la infancia se alejó de mí. En aquel instante, tuve el presentimiento de que toda mi subjetiva concepción del tiempo, o de la intemporalidad, algún día manaría de mi interior para verterse en el molde formado por aquella escena, para transformarse en una exacta imitación de la gente, el movimiento y el sonido de ella; de que en el mismo instante en que la copia quedara terminada, la escena original se perdería en las distantes perspectivas del tiempo real y objetivo; y que yo quizá sólo me quedaría con la simple imitación, o, para decirlo de otra manera, con tan sólo el cuerpo perfectamente disecado de mi infancia.
Todos hemos vivido un incidente de esa naturaleza, en la infancia. Sin embargo, en la mayoría de los casos, adopta una forma tan leve que apenas merece la denominación de incidente, tan leve que suele pasar inadvertida...
Yukio Mishima
Confesiones de una máscara
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