17 abril, 2014

Tomar la mano

Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)

 

No quiero que vayan a creer que Jane era un témpano, porque nunca nos abrazábamos. No lo era. Por ejemplo, le tomaba la mano todo el tiempo. Comprendo que no parecerá mucho; pero era una chica formidable para tomarle la mano. Cuando se le toma la mano a la mayoría de las chicas, su maldita mano queda como muerta o creen que deben estar moviéndola todo el tiempo, como si temiesen aburrirlo a uno o algo por el estilo. Jane era distinta. Entrábamos en un cine y en seguida nos tomábamos las manos y no las soltábamos hasta que terminaba la película. Y eso sin cambiar de postura ni darle excesiva importancia. Con Jane ni siquiera me preocupaba si tenía la mano sudada o no. Sólo me daba cuenta de que yo era feliz. Verdaderamente feliz.

J.D. Salinger
El cazador oculto

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