20 mayo, 2015

Un hombre bueno


John Steinbeck con su perro Charley

Alzó en brazos a Charley y lo sacó y lo puso en el asiento delantero del descapotable, y el rabo peludo cotorreó contra el cuero. Estaba contento y confiado, y yo también. Y ése fue el motivo de que me quedase unos días en Amarillo. Para completar el episodio diré que recogí a Charley cuatro días después, completamente bien. El veterinario me dio unas pastillas para que se las diera a intervalos durante el viaje para que no volviera a aparecer el trastorno. No hay absolutamente nada que pueda reemplazar a un hombre bueno.

John Steinbeck
Viajes con Charley
en busca de Estados Unidos

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