Ivan Konstantinovich Aivazovsky - Paisaje de invierno (1876)
La naturaleza tiene muchos trucos con que convencer al hombre de su finitud: el incesante flujo de las mareas, la furia de la tormenta, la conmoción del terremoto, el largo retumbar de la artillería del cielo… pero el más tremendo, el más sorprendente de todos es la fase pasiva del Silencio Blanco. Todo movimiento cesa, el cielo se despeja, el paraíso es como de latón; el menor susurro parece sacrilegio, y el hombre se vuelve medroso, teme el sonido de su propia voz. Única mota de vida que viaja a través de los desechos fantasmales de un mundo muerto, tiembla ante su audacia, advierte que la suya es una vida de gusano, nada más. Se presentan extraños pensamientos no convocados, y el misterio de todas las cosas lucha por darse a conocer. Y el miedo a la muerte, a Dios, al universo lo invade… la esperanza de la Resurrección y de la Vida, al anhelo de la inmortalidad, el vano empeño de la esencia aprisionada… es entonces, si es que sucede alguna vez, cuando el hombre camina solo con Dios.
Jack London
El silencio blanco
de Once cuentos del Klondike