15 febrero, 2007

Ah, el amor (6)

Pareja abrazada, Mantua, Italia

¿El amor no sirve para garantizar los vínculos?
-El amor ayuda, pero no puede garantizar nada. Es más: ayuda si está acompañado por cierto trabajo sobre uno mismo. El amor es un impulso, un sentimiento decisivo, pero eso no asegura nada, porque uno puede amar de manera equivocada. Uno puede amar mal. ¿Cuándo? Cuando ama con un amor que es más un reflejo de uno mismo que un puente tendido hacia el otro para saber cómo es el otro y qué es lo que el otro necesita. Entonces, si no hay un trabajo sobre uno mismo, ese amor no va a conducir a nada. Uno carga el amor con tantas apetencias, con tantas ansiedades y temores que ese sentimiento que parece invencible se desgasta a los pocos meses.
¿Cómo sería ese trabajo primero con uno mismo para después amar al otro? 
-Correrse del centro de la escena, me parece. Hay que poder mirar al otro, ver cómo es y advertir que es una persona distinta, no simplemente el objeto de nuestro deseo o de nuestro amor. Hay que aceptarlo. Sobre todo, peleando con uno mismo, porque siempre nuestros deseos nos parecen los más importantes. Siempre creemos que nuestros gustos, nuestras elecciones son las que deben primar. Y no es así. En una relación amorosa -en una pareja o entre padres e hijos- no es así. En mi obra, Leticia le dice en un momento a la madre: No sos como te imaginé, no soy como me imaginaste. Probablemente, porque nunca somos como el otro espera o necesita, y porque no hemos mirado suficientemente al otro, ni nos han mirado lo suficiente. Todo vínculo encierra insatisfacción. En Escritos inocentes hay también una idea muy dura: Aun en la relación más profunda, nunca se vive la misma historia de amor. Se viven fragmentos comunes de dos historias diferentes. El amor nos motoriza de manera distinta a unos y a otros, y el otro no nos ve como somos, sino como quisiera que fuéramos. La clave de un buen amor está, creo, en conservar la autonomía, pero mantener el segundo lugar.
¿Cómo es eso? 
-Saber que uno es distinto del otro, y que tiene que ser distinto. Pero, al mismo tiempo, no priorizar nuestro Yo, no sobrevalorarlo en desmedro del otro.
Reportaje de Analía Roffo a Griselda Gambaro [fragm.]
Fuente: diario Clarín

1 comentario:

Veroka dijo...

Conocía ese fragmento, salió en Clarin hace ya un tiempo, esta muy bueno, es tan cierto y tan difícil de poner en práctica lo que dice Gambaro!!!
Besitos
Vero