No se hacía ilusiones, su tiempo había pasado hacía más de una generación, podía derrochar antigüedad sobre ella, y no abrigaba ningún propósito, ninguna intención. Pero tenía un afecto insensato en el pecho. La vejez había desplomado su corazón en los largos años vacíos, sin sentido, pero un día le conmovieron un par de ojos de largas pestañas, y un sentimiento se apoderó de él, un dulce deseo de ser alguien por ella.
Knut Hamsun
El Juego de la Vida
Knut Hamsun
El Juego de la Vida
2 comentarios:
Te quiero y quiero que lo sepas
Lo sé bonita, pero igual es muy lindo que me lo digas. Muaks!
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