25 marzo, 2010

Padre e hijo

Padre e Hijo  (Otets i Syn, 2003 - Alexander Sokurov)


Aleksei: El amor de un padre crucifica... y un hijo que ama se deja crucificar.


Aleksei Neymyshev (Aleksei) y Andrei Shchetinin (Padre)





20 marzo, 2010

Girasoles amarillos


Portami il girasole ch'io lo trapianti

Portami il girasole ch'io lo trapianti
nel mio terreno bruciato dal salino,
e mostri tutto il giorno agli azzurri specchianti
del cielo l'ansietà del suo volto giallino.

Tendono alla chiarità le cose oscure,
si esauriscono i corpi in un fluire
di tinte: queste in musiche. Svanire
é dunque la ventura delle venture.

Portami tu la pianta che conduce
dove sorgono bionde trasparenze
e vapora la vita quale essenza;
portami il girasole impazzito di luce.

Eugenio Montale

Foto: Discovery Channel


Traeme el girasol para que lo transplante

Traeme el girasol para que lo transplante
a mi terreno ardido por la sal;
que muestre todo el día al azul espejeante
del cielo la ansiedad de su rostro amarillo.

Tiende a la claridad todo lo oscuro
y los cuerpos se agotan en un fluir
de tinta; ésta, en música. Es, por tanto,
desvanecerse la mayor ventura.

Alcanzame la planta que conduce
adonde crecen transparencias rubias
y como las esencias se evapora la vida:
traeme el girasol loco de luz.

Eugenio Montale

19 marzo, 2010

Hacia rutas salvajes

Hal Holbrook (Ron Franz) y Emile Hirsch (Chris McCandless)
Into the wild (Hacia rutas salvajes, 2007, Sean Penn)

Sólo podemos hacer conjeturas sobre los motivos por los que Franz se encariñó en tan poco tiempo con el muchacho; en cualquier caso, el afecto que sentía por él era sincero, intenso e incondicional. Franz había llevado una existencia solitaria durante muchos años. Carecía de familia y tenía pocos amigos. Pese a su soledad y lo avanzado de su edad era una persona disciplinada e independiente, capaz de arreglárselas muy bien sin ayuda de nadie. Sin embargo, cuando McCandless irrumpió en su mundo, las defensas que había construido con tanto cuidado se desmoronaron. Estaba entusiasmado con la compañía del muchacho, pero su creciente amistad hacia él le recordaba cuán solo había estado. El chico ponía al descubierto el enorme vacío de su existencia tanto como ayudaba a llenarlo. Cuando McCandless se marchó tan de repente como había llegado, el anciano se sintió embargado por un pesar profundo e inesperado.

Jon Krakauer
Into the wild

07 marzo, 2010

Ya casi sé callarme

H.M. Saffer - Abedules en otoño

Una familia de árboles

Los encuentro después de atravesar una llanura quemada por el sol. A causa del ruido, se apartan del camino. Habitan los campos incultos, cerca de una fuente que sólo los pájaros conocen.
De lejos, parecen impenetrables. Cuando me acerco, sus troncos se separan. Me acogen con prudencia; puedo descansar y refrescarme, pero adivino que me observan y desconfían.
Viven en familia, los más viejos en el centro, y los pequeños, cuyas hojas acaban de brotar, aquí y allá, sin apartarse jamás.
Mueren lentamente y conservan a sus muertos de pie, hasta que se deshacen en polvo.
Se acarician con sus largas ramas, como los ciegos, para asegurarse de que todos están allí. Gesticulan coléricos si el viento se empeña en arrancarlos. Pero entre ellos no hay disputa. Sólo murmuran de acuerdo.
Comprendo que ellos deben ser mi verdadera familia. Pronto olvidaré la otra. Estos árboles acabarán por adoptarme. Y para merecerlo aprendo lo que hace falta saber:
Ya sé mirar las nubes que pasan. Sé quedarme en mi sitio.
Y sé casi callarme.

Jules Renard

06 marzo, 2010

Las trampas del mundo de hoy

Lewis Wickes Hine - Worker on Empire State building, signaling the hookman (1931)


Reportaje a Javier Marías.

por Xavi Ayén

Ya en 1985 decía que no hay que depositar grandes esperanzas en los gobiernos.


Tener entusiasmo por un gobierno viene a ser una ingenuidad o producto de la desesperación. En otro artículo propongo que haya la posibilidad en las elecciones de también votar en contra de un partido, y que, en el recuento, se le resten los votos negativos a cada formación. Sería lo más adecuado y lo más justo.

Se ocupa de describir la atmósfera de los años 80. ¿Qué hemos heredado de esa época?

Yo la llamo la edad del recreo. El valor básico era hacerse guapo, para lo cual a veces hay que ser rico. Se dio un proceso de infantilización de la sociedad que se ha coronado ahora. Ha ido a más la ausencia de responsabilidad por parte de todo el mundo ante cualquier cosa. La gente reclama su libertad de moverse, hacer, decir, iniciar negocios, irse a sitios peligrosos y cuando les sucede algo, dicen: que el Estado me lo arregle. Pero el Estado somos los demás. Nadie asume sus actos, nadie se responsabiliza de nada.

¿Por qué critica ciertos aspectos de la solidaridad?

Critico sus trampas. Aquí debajo de mi casa hay varios señores tumbados en el suelo a los que ningún transeúnte echa una mano. Nuestros pobres son concretos, sucios y desagradables, no los tocamos porque podrían transmitirnos su desesperación, pero, eso sí, efectuamos donaciones a Haití. No es muy simpático decirlo, pero me produce un efecto contraproducente ver cómo todos los famosos del mundo se vuelcan en Haití, y empiezan a donar dinero de manera ostentosa. Tengo la sensación de que estas solidaridades son mecánicas. Me suena a falsedad, a medalla que se pone la gente.

El trabajo y sus efectos negativos es otro de sus temas...

Hablo con mis amistades de toda España, y todos están igual, tengan el trabajo que tengan o cobren mucho o poco: no paran, no tienen tiempo de nada, trabajan sin cesar y cada vez les cunde menos. Amplían sus jornadas no para ganar más sino para dar abasto al trabajo diario. Apenas tienen ocio y están permanentemente agotadas, medio enfermas o desquiciadas. Es el gran mal de nuestros días. Las personas que están hoy a sueldo se desloman como no se había visto en los últimos 40 años. Es la opresión más grande que vive la gente corriente.

¿Sigue sin e-mail ni celular?

Sí. Me niego a utilizar celular, tengo uno sólo para los viajes, pero el número lo tienen mis hermanos y tres personas más. Me parece una forma de esclavismo: estar localizable permanentemente, que no haya ratos de silencio, en los que nadie sepa dónde estás. La prueba de que el móvil es una herramienta de esclavización es que las empresas se los ponen a sus empleados.

ver nota completa en Revista Ñ.