Carmen Gloria Searle - Multitud
Hace cincuenta años no eran así, se dice, obstinado y severo. Esta es una especie nueva. El hombre-masa. Hace cincuenta años en Europa todos eran tontos o listos, buenos o malos, ricos o pobres según las pautas de su propia vida individual. Pero desde entonces algo ha cambiado. Gracias a los beneficios del alcantarillado, de la profilaxis y otros nobles inventos, según ha ido aumentando la población, las personas han ido renunciando a su personalidad. Las ciudades han crecido como monstruos de cemento apocalípticos, los que tiene delante, ya no son individuos, sino simples datos estadísticos. Ni siquiera ellos mismos consideran su vida y su muerte como propias. Rilke aún decía: Man muss seinen eigenen Tod haben…
Sandor Marai
La gaviota
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