Hay dos tipos de personas: los que son capaces de abrir su corazón a los demás y los que no. Tú te cuentas entre los primeros. Puedes abrir tu corazón siempre y cuando quieras hacerlo.
—¿Y qué sucede cuando lo abres?
Reiko, con el cigarrillo entre los labios, juntó las palmas de las manos con aire divertido.
—Que te curas —afirmó.
La ceniza del cigarrillo cayó sobre la mesa, pero a ella no pareció importarle.
Haruki Murakami
Tokio Blues
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