Las rosas de la dicha
Jack Kerouac joven
Me inclino ante todo esto, me arrodillo en el reclinatorio, y salgo y le dedico una última mirada a San Antonio de Padua. - En la calle, las cosas son otra vez perfectas, el mundo está habitado por las rosas de la dicha, siempre, pero ninguno de nosotros lo sabe. La felicidad consiste en comprender que todo es un sueño extenso y extraño.
Jack Kerouac
Viajero solitario
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