Milo Lockett
Un día Lee se levantó temprano y fue al mercado. El lugar estaba abarrotado. Una población curiosamente variada: negros, chinos, indios, europeos, árabes, tipos difíciles de clasificar. Lee vio a algunos chicos guapos, mezcla de sangre china y negra, delgados y llenos de gracia con hermosos dientes blancos.
Un jorobado con piernas atrofiadas tocaba un tosco caramillo de bambú, una lastimera música oriental con la tristeza de las altas montañas. En la tristeza profunda no hay lugar para el sentimentalismo. Es algo tan inapelable como las montañas: un hecho. Una vez que uno lo comprende, no puede quejarse.
William S. Burroughs
Queer
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