Illumi
—Ya que a veces, en ciertas pistas de aviación, un mordisco dado a las nubes por un caballo al despegar aún recuerda después de mucho tiempo a ese chico raro que, creyendo que la medianoche era una hora adecuada para contar hasta doce las oportunas estrellas, se perdió de felicidad en un bonito y sangrante filete de oro y de luna.
Marc Roger
La librería de Monsieur Picquier
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