Allan Teger - Viejo Jerusalem
Para mí, la vida es como una posada del camino, donde debo demorarme hasta que llegue la diligencia del abismo. Ignoro adónde me llevará, porque no sé nada. Podría considerar esa posada como una prisión, pues estoy obligado a aguardar en ella; podría considerarla un sitio propicio para la sociabilidad, porque en ella me encuentro con otros. No soy, sin embargo, ni impaciente ni convencional. Dejo el encierro a los que se aíslan en sus cuartos, indolentes, echados en la cama donde esperan sin sueño; dejo a los que en ellas se complacen las charlas de los salones, desde donde músicas y voces llegan confortables hasta mí. Me siento a la puerta y embebo mis ojos y oídos en los colores y sonidos del paisaje, y en tono lento, para mí solo, vagos cantos que compongo mientras espero.
Sobre todos caerá la noche y arribará la diligencia. Disfruto de la brisa que me dan y del alma que me dieron para ello, y no pregunto más ni busco. Si cuanto dejé escrito en el libro de los viajeros puede, releído un día por otros, entretenerlos también en la travesía, estará bien. Si no lo leyeran ni los entretuviera, estará bien de todos modos.
Fernando Pessoa
Libro del desasosiego
La Posada reabre sus puertas para todo caminante que desee un momento de quietud.
La idea de posada y diligencia en las palabras de Pessoa y sus múltiples significados es la mejor imagen que he podido hallar para este intento de compartir algo de lo que he ido recogiendo.
Saludos.
1 comentario:
Acepto la invitación, pues. :)
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