21 noviembre, 2006

Un sueño - Martin Luther King, Jr.






TENGO UN SUEÑO

Martin Luther King, Jr.

(Desde los escalones del Lincoln Memorial
en Washington D.C. , el 28 de agosto de 1963.)

Diez décadas atrás, un gran norteamericano, sobre cuya simbólica sombra estamos parados, firmó la Proclamación de Emancipación. Este decreto trascendental llegó como una gran luz de esperanza para guiar a millones de esclavos negros que habían sido marcados por las llamas de una injusticia decadente. Llegó como un alegre amanecer que puso fin a una larga noche de cautiverio.

Pero cien años más tarde, debemos enfrentar la trágica realidad de que el Negro aún no es libre. Cien años después el Negro todavía se encuentra tristemente impedido por los grilletes de la segregación y las cadenas de la discriminación. Cien años más tarde, el Negro habita una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años más tarde, el Negro aún languidece en las esquinas de la sociedad norteamericana y se halla a sí mismo como un exiliado en su propia tierra. De manera que hemos venido hoy a poner en evidencia una condición consternante.
En cierto modo, hemos venido a nuestra ciudad capital a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república redactaron las magníficas palabras de la constitución, la Declaración de Independencia, estaban firmando una nota de pago de la cual cada norteamericano resultaría heredero. Esta nota era la promesa de que a todo hombre se le garantizaría los inalienables derechos de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Hoy es evidente que Norteamérica no ha cumplido con esta nota de pago en lo que concierne a sus ciudadanos de color. En vez de honrar este sagrado compromiso , Norteamérica le ha dado al Negro un cheque falso que ha sido devuelto con la anotación “cheque sin fondos” . Pero nos negamos a creer que el banco de la justicia esté en bancarrota . Nos negamos a creer que haya fondos insuficientes en las grandes bóvedas de oportunidades de esta nación .
De manera que hemos venido a cobrar el cheque.... un cheque con el que demandamos la riqueza de libertad y la seguridad de justicia . También hemos venido a este santo lugar a hacerle recordar a Norteamérica la feroz urgencia del ahora . No es este un momento para involucrarse en el lujo de serenarse o tomar el tranquilizante del gradualismo . Es ahora el momento de elevarse desde el valle oscuro y desolado de la segregación, hacia la vereda del sol de la justicia racial . Es este el tiempo de abrirle las puertas de la oportunidad a todos los hijos de Dios . Es este el momento de sacar a nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de la hermandad .
Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y subestimar la determinación del Negro . Este sofocante verano de legítimo descontento del Negro no pasará hasta que aparezca un vigorizante otoño de libertad e igualdad . Mil novecientos sesenta y tres no es un final sino un comienzo . Aquellos que esperaban que el Negro necesitara desahogarse y estuviera ahora contento tendrán un duro despertar si la Nación vuelve a las andadas como siempre . No habrá descanso ni tranquilidad en Norteamérica hasta que al Negro se le garanticen sus derechos de ciudadanía . Los remolinos de revueltas seguirán sacudiendo las bases de nuestra Nación hasta que surja un brillante día de justicia.
Pero hay algo que debo decirle a mi gente que se encuentra en el cálido umbral que lleva al palacio de justicia . En el proceso de ganar nuestro propio lugar no debemos ser culpables de actos ilícitos . No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio .
Debemos siempre conducir nuestra lucha en un alto plano de dignidad y disciplina . No debemos dejar que nuestra creativa protesta degenere en violencia física . Una y otra vez debemos elevarnos hacia majestuosas alturas hasta alcanzar fuerza física y fuerza espiritual . La maravillosa nueva militancia en que se ha sumido la comunidad Negra no nos debe llevar a desconfiar de todas las personas blancas , puesto que muchos de nuestros hermanos blancos, como lo ha puestos en evidencia su presencia hoy aquí, han llegado a darse cuenta que su destino está ligado a nuestro destino y su libertad está inextricablemente enlazada con nuestra libertad . No podemos caminar solos .
Y a medida que caminamos, debemos hacer la promesa de marchar adelante . No podemos volver atrás . Hay quienes están preguntando a los devotos de los derechos civiles “¿Cuándo estarán satisfechos?” . Nunca podemos estar satisfechos en tanto y en cuanto nuestros cuerpos, cargados con la fatiga del viaje, no puedan recibir albergue en los moteles de las carreteras y los hoteles de las ciudades . No podemos estar satisfechos en tanto la movilidad básica del Negro consista en desplazarse de un ghetto más pequeño a uno más grande . Nunca podremos estar satisfechos mientras un Negro en Mississippi no pueda votar y un Negro en New York crea que no tiene nada por que votar . No, no, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia descienda como las aguas y la rectitud como un torrente poderoso.



Tengo presente que han venido hoy aquí a fuerza de penas y tribulaciones . Algunos de ustedes acaban de salir de estrechas celdas . Algunos de ustedes provienen de áreas en donde la búsqueda de la libertad los ha dejado abatidos a causa de las tormentas de la persecución y tambaleantes debido a los vientos de la brutalidad policíaca .
Ustedes han sido los veteranos del sufrimiento creativo . Sigan trabajando con fe en que el sufrimiento inmerecido es redentor .
Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, vuelvan a Georgia, vuelvan a Louisiana , vuelvan a las villas y a los ghettos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede ser y será cambiada . No nos revolquemos en el valle de la desesperación .
Hoy les digo, mis amigos, que a pesar de las dificultades y frustraciones del momento, todavía tengo un sueño . Es un sueño profundamente enraizado en el sueño norteamericano .
Tengo el sueño de que algún día esta Nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo : “sostenemos que estas verdades valen por sí mismas : que todos los hombres son creados iguales”.
Tengo el sueño de que un día en las rojas colinas de Georgia los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos serán capaces de sentarse juntos a la mesa de la hermandad .
Tengo el sueño de que un día hasta el estado de Mississippi , un estado desértico, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia .
Tengo el sueño de que mis cuatro hijos vivirán algún día en una nación en donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el ánimo de su temperamento .
Tengo un sueño hoy .
Tengo el sueño de que un día el estado de Alabama, en donde los labios de su gobernador se empalagan actualmente con las palabras interposición e invalidación, será transformado en una situación en donde pequeños niños negros y niñas negras serán capaces de derse la mano con donde pequeños niños blancos y niñas blancas y caminar juntos como hermanos y hermanas .
Tengo un sueño hoy .
Tengo el sueño de que cada valle será elevado, cada colina y montaña será rebajada, los lugares irregulares serán alisados y los lugares torcidos serán enderezados nuevamente, y la gloria del Señor será revelada y todo el género humano lo verá junto .
Esta es nuestra esperanza . Esta es la fe con la que regreso al sur . Con esta fe seremos capaces de tallar la montaña de desesperación en una piedra de esperanza . Con esta fe seremos capaces de transformar los disonantes desacuerdos de nuestra Nación en una bella sinfonía de hermandad . Con esta fe podremos trabajar juntos, orar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, ponernos juntos de pie por nuestra libertad, sabiendo que un día seremos libres .
Este será el día en que todos los hijos de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado : “Mi país, es tuyo, dulce tierra de libertad, sobre ti yo canto. Tierra en donde murieron mis padres, tierra del orgullo de los peregrinos, desde cada ladera dejemos repicar las campanas de la libertad“.
Y si Norteamérica esta destinada a ser una gran Nación esto debe hacerse realidad . Entonces dejemos a la libertad rodar desde las prodigiosas cimas de New Hampshire . Dejemos a la libertad rodar desde las poderosas montañas de New York . ¡Dejemos a la libertad rodar desde las crecientes Alleghneies de Pennsylvania!
¡Dejemos a la libertad rodar desde las nevadas Rocallosas de Colorado!
¡Dejemos a la libertad rodar desde los curvilíneos picos de California!
Pero no sólo eso; ¡dejemos a la libertad rodar desde las Stone Mountain de Georgia!
¡Dejemos a la libertad rodar desde la Lookout Mountain de Tennessee!
¡Dejemos a la libertad rodar desde cada colina y cada loma de Mississippi. Desde cada ladera, dejemos rodar a la libertad .
Cuando dejemos rodar a la libertad , cuando la dejemos rodar desde cada poblado y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de llegar más rápido al día en que todos los hijos de Dios, hombres blancos y negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, seremos capaces de unir nuestras manos y cantar como en el viejo negro spiritual : “¡Libres al fin! , ¡libres al fin! Gracias a Dios Todopoderoso, ¡somos libres al fin!”.




2 comentarios:

Veroka dijo...

Sleep, sleep tonight and make your dreams be realized...(ta bien escrito?)

Marxe dijo...

¡Perfecto! muaks