-Tu sei matto.
E per sempre lo amerà.
Alessandro Baricco
Oceano Mare
Egon Schiele - Abrazo (Amantes II)
Depone la pluma, dobla la hoja, la introduce en un sobre. Se levanta, saca de su baúl una caja de caoba, levanta la tapa y deja caer adentro la carta, abierta y sin dirección. En la caja hay centenares de sobres iguales. Abiertos y sin dirección. Tiene 38 años, Bartleboom. Él piensa que en algún lugar del mundo encontrará un día a una mujer que, desde siempre, es su mujer. De vez en cuando deplora que el destino se empeñe en hacerlo esperar con tan indelicada obstinación, pero con el tiempo ha aprendido a considerar la cosa muy serenamente. Casi todos los días, desde hace años, coge la pluma y le escribe. No tiene nombres y no tiene direcciones para poner en los sobres: pero tiene una vida para contar. ¿Ya quién si no a ella? Él piensa que el día que se encuentren será maravilloso depositar en su regazo una caja de caoba llena de cartas y decirle -Te esperaba. Ella abrirá la caja y lentamente, cuando lo desee, leerá las cartas una por una, y subiendo por un kilométrico hilo de tinta azul tomará los años -los días, los momentos- que ese hombre le había regalado aún antes de conocerla. O quizá, más simplemente, volteará la caja y asombrada ante esa curiosa nevada de cartas sonreirá diciendo a ese hombre
-Estás loco.
Y por siempre lo amará.
Alessandro Baricco
Océano Mar
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