23 agosto, 2007

Traveler y Talita

Henri de Toulouse-Lautrec - La cama (1893)


Era cierto que Traveler dormía poco, en mitad de la noche suspiraba como si tuviera un peso sobre el pecho y se abrazaba a Talita que lo recibía sin hablar, apretándose contra él para que la sintiera profundamente cerca. En la oscuridad se besaban en la nariz, en la boca, sobre los ojos, y Traveler acariciaba la mejilla de Talita con una mano que salía de entre las sábanas y volvía a esconderse como si hiciera mucho frío, aunque los dos estaban sudando; después Traveler murmuraba cuatro o cinco cifras, vieja costumbre para volver a dormirse, y Talita lo sentía aflojar los brazos, respirar hondo, aquietarse.

Julio Cortázar
Rayuela

1 comentario:

Loli dijo...

Preciosos cuadro y texto. País misterioso el de los sueños donde nos internamos despojados de toda defensa sumisos y anhelantes.