Jean-Jacques SempéYo me quedé sentado en la rama, apoyando firmemente la espalda en el tronco del abeto - no sé cómo había vuelto hasta allí. Estaba temblando. Tenía frío. De pronto, se me había quitado el deseo de saltar. Me parecía ridículo. No comprendía cómo podía habérseme ocurrido una idea tan tonta: ¡suicidarme por un moco! Porque ahora acababa de ver a un hombre que estaba huyendo contínuamente de la muerte.Patrick SüskindLa historia del señor Sommer
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