¿Cómo puedo esperar recuperar aquella paz, si ni siquiera sabía darle un nombre? La he apartado de mí al darme cuenta de que no era todo mi «yo». Tengo que confesar en seguida que apenas estoy seguro de añorar esa ignorancia que llamamos paz.
Marguerite Yourcenar
Alexis o el tratado del inútil combate
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