Henri Cartier-Bresson - 1932.
París, Place de l´Europe. Francia
París, Place de l´Europe. Francia
-Puedo salir a decir un monólogo de Macbeth, entender su profundidad, saber que habla de la existencia misma, pero no voy a dejar de sentir que es un absurdo. Como la vida. El teatro es una especie de marco de eso que es la vida, que está ahí y que también es ridícula.
-En el caso de "La trup sin fin" eso es evidente pero, ¿qué pasa con las obras más realistas?
-También me parecen una ridiculez. Son unos tipos arriba del escenario y un montón de gente que cree que viéndolos entiende la vida. Es una situación rara. Y cuando digo raro me refiero a que ahí hay una mística particular, algo, de verdad, importante.
-Eso me hace pensar que cuando ves teatro toda esa magia que se produce entre el actor y el público queda afuera...
-Es que yo le saco la magia al teatro. Como espectador y como actor. Porque la magia está en la vida. Todo es mágico.
-¿Entonces por qué la gente paga una entrada para ver a actores que hacen lo mismo que ellos, pero de mentira?
-Porque necesitan verlo de afuera para comprender. Y piensan que por una hora y media de espectáculo entienden el universo, cuando es sólo una ilusión. Y lo que yo les digo es que la ilusión no está sólo en el teatro. Que no crean que sólo en el arte hay conexión con la metáfora. Vivir es una gran metáfora. Un misterio.
Misterio que Reinhold asegura que es encorsetado por las creencias. "No sirven para nada. Hay que desterrarlas", advierte. Y agrega: "La fe es darle crédito a algo que se da por supuesto porque alguien lo dijo. No por una comprobación propia. Es como apostar a lo que dice alguien. Y yo no tengo que apostar. Yo tengo que vivir".
En ese juego, el actor, cómico stand up, bailarín, clown, cantante y varias cosas más destaca la necesidad de ejercer la libertad propia. "No es ni siquiera una conducta. Es una condición que asumís o no. Y no en general, sino en particular. Con cada cosa asumís tu libertad, y algunas veces sos más libre que otras"...
Fragmentos del reportaje a Diego Reinhold.
fuente diario Clarín
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