02 abril, 2010

Lo que hay que saber

Edmund Dulac - Puente del Ruiseñor

Porque él no se entregaba por completo a nadie. Escuchaba con mucha atención, con seriedad y sentido del deber, y luego respondía; pero en su voz siempre había un matiz de comprensión porque sabía que en todos los asuntos de los hombres también hay ineptitud, ansiedad, mentira e ignorancia, que no hay que creer todo lo que digan aunque lo hagan con buena intención. Por supuesto, él no podía decir nada de todo esto a sus interlocutores, así que se limitaba a escucharlos con una indiferencia benévola, con seriedad y recelo, y a sonreir moviendo la cabeza de vez en cuando, como diciendo: "Siga, siga. Yo sé lo que hay que saber."

Sándor Márai
La mujer justa

1 comentario:

Loli dijo...

¡Que buen libro!

Y que justo el parrafo que marcaste.