Christopher Anderson
La misma historia en todas partes. Si quieres pan, tienes que aceptar la rutina del trabajo, marcar el paso. Por toda la tierra un desierto gris, una alfombra de acero y cemento. ¡Producción! Más tuercas y tornillos, más alambre de púas, más galletas para perros, más segadoras mecánicas para césped, más rodamientos de bolas, más explosivos instantáneos, más tanques, más gas venenoso, más jabón, más pasta de dientes, más periódicos, más educación, más iglesias, más bibliotecas, más museos. ¡Adelante! El tiempo apremia. El embrión está abriéndose paso por el cuello de la matriz, y ni siquiera hay una gota de saliva para facilitar la salida. Un parto seco, estrangulados Ni un gemido, ni un chirrido. Salut au monde! Salva de veintiún cañones zumbando desde el recto. «Llevo el sombrero como me place, dentro o fuera de casa», decía Walt. Aquélla era una época en que todavía podías encontrar un sombrero de tu talla. Pero el tiempo pasa. Para encontrar ahora un sombrero de tu talla tienes que ir a la silla eléctrica. Te dan un gorrito. Un poco justo, ¿eh? Pero ¡no importa! Te está bien.
Henry Miller
Henry Miller
Trópico de Cáncer
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