25 enero, 2009

El mapa del mundo

Gustave Caillebotte - Joven tocando el piano (1876)

En eso era un genio. Nada que objetar. Sabía escuchar. Y sabía leer. No los libros, eso lo sabe hacer cualquiera, sabía leer a la gente. Los signos que la gente lleva encima: lugares, ruidos, olores, su tierra, su historia… Toda escrita encima. Leía y, con infinita atención, catalogaba, clasificaba, ordenaba… Cada día añadía un pequeño retazo a aquel inmenso mapa que estaba dibujándose en la cabeza, inmenso, el mapa del mundo, del mundo entero, de una punta a la otra, cuidades enormes y esquinas de bar, largos ríos, charcos, aviones, leones, un mapa fantástico. Después viajaba por su superficie de maravilla, mientras sus dedos se deslizaban por las teclas, acariciando las curvas de un ragtime.

Alessandro Baricco
Novecento

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