“Ya he vivido muchas cosas –pensó satisfecho-. Casi toda la vida. En realidad apenas falta algo…” Con leve satisfacción pensó que tenía el trabajo hecho, había cumplido prácticamente con todas sus obligaciones, había vivido como lo exigían la sociedad y las circunstancias, sólo después había seguido una vida distinta, se había orientado con los instrumentos del cuerpo, y ya no le quedaba nada más por hacer que buscar la respuesta a la pregunta de por qué había sufrido siempre de una forma tan vergonzosa, qué finalidad podía tener la Idea respecto al ser humano al infligirle tormentos tan humillantes y sin fin, más en general, por qué no logra uno encontrar la satisfacción. Aún le faltaba dar con la respuesta a esta pregunta. Consideraba degradante haber sucumbido de una forma tan ridícula, y en adelante tendría que vagar por el mundo en busca de la respuesta en otras mujeres, perseguir respuestas parciales en los libros, preguntar a otros hombres. “De poco me han servido los métodos”, pensó con malhumor.
Sandor Marai
La Extraña
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