27 diciembre, 2018

Los que vamos a la playa



John Atkinson Grimshaw - 
Sand, Sea and Sky - A Summer Fantasy  (1892)



No sé por qué, buscando qué mito de origen, va a la montaña la gente que acostumbra ir a la montaña. Sé que los que vamos a la playa -a Villa Gesell como a Cabo Polonio, a Punta del Este como a Mar del Plata, a Florianópolis como a Mar del Sur, a Cozumel como a Goa- vamos siempre más o menos tras lo mismo: las huellas de lo que era el mundo antes de que la mano del hombre decidiera reescribirlo. 


La vida descalzo
Alan Pauls 

13 diciembre, 2018

No hay reyes


Luis Pérez - Luz de primera hora de la mañana, Broome street (2018)

El problema es que pocas personas como usted, quiero decir los pequeños, los explotados, los muertos de hambre, los débiles, los esclavos contemporáneos, se dan cuenta de eso. La época de echarse a la calle y cortarle la cabeza al rey ya ha pasado. Hace mucho tiempo que no hay reyes. Hoy los monarcas no tienen ni cabeza ni rostro. Son mecanismos financieros complejos, algoritmos, proyecciones, especulaciones sobre riesgos y pérdidas, ecuaciones de quinto grado… Sus tronos no son materiales: pantallas, redes de fibra óptica, circuitos impresos… Y su sangre azul es ahora la información encriptada que circula por ellos a velocidades superiores a la de la luz. Sus castillos se han convertido en bancos de datos. Si avería un ordenador de la Empresa, uno de los miles que hay, le corta un dedo al monarca. ¿Lo comprende? 


Philippe Claudel
La investigación


29 noviembre, 2018

Un hachazo


Gerhard Richter, I.G.(790-3), 1993


En realidad me refería a otra cosa. Me refería a que hay momentos en la vida en los que hay que matar el pasado. Darle un hachazo a quien solíamos ser. Cortar de cuajo con el mundo conocido. Es difícil, es muy doloroso, pero es mejor hacerlo que mantener el alma atrapada en circunstancias que ya no puede seguir soportando. Puede que tuviéramos una forma de vida que nos diera satisfacción, pero que ya no lo hace; o un sueño que se volvió amargo de tanto añorarlo, o un placer que se ha vuelto costumbre. Las expectativas rancias, hermana, son una jaula en la que se pudre el alma, como una bestia salvaje en un zoológico privado.

Hilary Mantel
Fludd

14 agosto, 2018

Rozaba la felicidad



Joaquín Sorolla - La última copla

Uno puede acostumbrarse a las persecuciones, a las matanzas, a los desastres naturales; el hombre es como un árbol y en cada uno de sus inviernos va engendrando la primavera que le traerá nuevas hojas y nuevo vigor. El corazón del hombre es un mecanismo de precisión, provisto de unas pocas piezas esenciales, que resisten al frío, al hambre, a la injusticia, a las crueldades, a la traición, pero el destino puede herir ese corazón como el niño cuando toca las alas de la mariposa. El corazón sale de esos trances latiendo cansadamente; a partir de ese momento el hombre se hará más bueno quizás, más fuerte, más decidido y consciente en su trabajo, pero no volverá a hallar en su espíritu aquella plenitud que rozaba la felicidad.


Vasco Pratolini
Crónica de mi familia

26 julio, 2018

Esfuerzos


Lee Jeffries -  Homeless 

Eric Lavaine- Es mi primer film casi autobiográfico y me inspiré en mi grupo de amigos, con el que detecté que es como que la amistad se iba perdiendo, yo tengo casi 50 años y ví que no aportábamos más nada, no había creación. Cuando uno es joven en el grupo de amigos todo fluye y surgen cosas, pero entendí que sólo recordábamos el pasado sin algo nuevo. Partí de esa idea, para mí la amistad es algo muy importante pero sé que en un momento se comienza a estancar. La historia de Antoine es una historia real, que le pasó a un amigo mío, corriendo en una maratón, tuvo un infarto, estuvo dos meses en coma y cuando despertó cortó con su mujer, dejó su trabajo y yo no quería llegar a tanto en la película, pero sí hablar que eso te puede pasar más allá que te vivas cuidando. En la vida hay esfuerzos que no hay que hacer, si por la familia y amigos, pero no tanto. Yo tengo vínculos con gente que me aburre mucho pero no se los digo.

Del reportaje en Escribiendo Cine

17 julio, 2018

Que te quedes conmigo para siempre


Mark Horst - Quiet places Nº 20 (2013)

Frente a nosotros se abría la tarde que se iba, una región del día que llegaba imponente y vulnerable; después de recorrer el aire unos instantes avanzamos y quedamos acodados sobre la baranda, una especie de estaño en el que sólo podríamos beber esos minutos tan raros que se alargan, como si se escurriera el resumidero del horizonte desde mi balcón, una línea quebrada y superpuesta de edificios. Nos quedamos así unos minutos sobre la copa del paraíso que crecía en la vereda, los pájaros volvían con un vuelo tranquilo y hasta a algunos podíamos verles los lomos cuando se acercaban. Entonces tu meñique derecho se subió a mi meñique izquierdo, nos quedamos así, creo que los dos sonreíamos un poco, pero esa sonrisa era una marca múltiple que también daba cuenta de la pena. No sabía qué, no tenía idea de qué sucedía, más que estar pasmados por ese trecho gradual en que la oscuridad lentamente se impone y convoca al silencio. Ahí estuvimos, creo que mi cabeza era un tonel vacío en el que estaban todas las respuestas: que te quedes conmigo para siempre, que me dejes, que sueltes todo, que abras los brazos y me recibas, que no hubieras aparecido, que mi vida sea un poco más idiota, que pueda mezclarme con la gente y hacer parejas como sociedades de beneficios mutuos, que me dejes, que te vayas para siempre, que tus hijos me reclamen, que te mueras. Que te quedes conmigo para siempre. 

Julián López
La ilusión de los mamíferos

13 junio, 2018

El bosque me ordena


 An Jung-Hwan

A veces cuesta, es difícil mantener el enfoque en las cosas que me rodean. Cuando dejo de pensar en ello es fácil, pero hay veces, casi siempre antes de dormirme, en que me cuestiono, recaigo, en los engaños del lenguaje, en el pensamiento tautológico, circular, aquel ejercicio ad infinitum en el que se cuela la duda, esa duda inane, una serpiente que termina comiéndose la cola.
Creo que resulta de una reflexión accidentalmente oblicua en la que apunto hacia adentro pero erro, apenas, de refilón, todo el rato convencido de que doy en el blanco cuando en realidad llego a conclusiones equívocas basadas en una sombra. De ese error, un error de cálculo, por decirlo así, surge la falacia de que todo es un sinsentido.
El bosque me ordena, me extrae de la circularidad interna y me muestra lo que hay, lo que es. Y me ubico ahí en ese lugar, consciente de lo que me rodea, sabiendo que en realidad las dudas nocturnas son el espejismo y no al revés.

Mike Wilson
Leñador

11 abril, 2018

La noche cubana





HABANO

La noche y el trópico. Una noche espesa como levadura, y también cálida, más que cálida: envolvente. La noche se ha vuelto vestido. Cuerpo. Ciñe al ocioso que vaga por la ciudad despierta. La Habana, Trinidad, Santiago de Cuba. Ciudades de noche, de noches carnales salpicadas de música. Por todas partes. De música que llega, sale, rodea, magnetiza, invita, acaricia. La música y el baile, su harapo, que junta los cuerpos en el bar más insignificante, en el sitio más pequeño. Bebes mojitos echando la cabeza hacia atrás. Buscas las estrellas en el cielo, pero las estrellas están ahí mismo, junto a ti, en los ojos, los labios, los negros hombros perlados de sudor, los relucientes escotes, los muslos, en los que la ropa se pega y empapa. Voy por las calles a emborracharme de encuentros, bebiendo de pie en sonoros bares azules y verdes, o sentado en las escalinatas de blancas iglesias cerradas. La noche cubana huele a ron, sudor y habano, a las brasas de hornos improvisados en bidones de aceite lubricante donde se cuecen imaginativas pizzas sin tomate ni aceitunas. Unas chicas pasan riendo a carcajadas y el humo las sigue, enloquecido, e intenta conquistarlas con su olor a cacao tostado, chocolate tibio, hojas húmedas roídas por el fuego, alcohol añejo mimado en maderas nobles. Habanos. Farolillos de la noche, efímeros faros para marineros sin barco que entregan a los dedos que los sostienen y los labios que los besan su cuerpos ahusados, firmes y a la vez flexibles, cálidos y frescos, vegetales, vivos, mortales. Beber, bailar, fumar y seguir bebiendo, y seguir bailando, y fumar hasta el amanecer la incandescencia de un bosque ardiente, encerrarse en un paraíso de nubes que a veces huele a cuero o pieles, la de las mujeres o la de los lobos, a humus y pan tostado, y después, cuando la luz del alba disuelve las sombras nocturnas, como una gota de regaliz en un vaso de leche, acercarse al mar, que rompe contra el malecón. Olerlo con los ojos cerrados, exhausto, con los brazos abiertos, escuchar su pulso, que golpea los diques, y reír con las primeras risas de los niños que con el torso desnudo van corriendo a pescar.


Philippe Claudel

Aromas

21 marzo, 2018

Hay quien, como tú, espera el alba



Martin Lewis - Pequeño ático (1931)



THE NIGHT YOU SLEPT

También la noche se te asemeja,
la noche remota que llora,
muda, en el corazón profundo,
y las estrellas pasan cansadas.
Una mejilla toca una mejilla-
es un estremecimiento frío, alguien
se debate y te implora, solo,
perdido en ti, en tu fiebre.

La noche sufre y anhela el alba,
pobre corazón sobresaltado.
¡Oh rostro tapado, oscura angustia,
fiebre que entristece las estrellas,
hay quien, como tú, espera el alba
escudriñando tu rostro en silencio!
Estás tendida bajo la noche
como un cerrado horizonte muerto.
Pobre corazón sobresaltado,
en un tiempo lejano eras el alba.

Cesare Pavese
Vendrá la noche y tendrá tus ojos

 
Versión de Carles José i Solsora

15 marzo, 2018

Pequeños dramas


Winslow Homer  -  Boys in a pasture  (1874)


Cuando yo era más joven, a los diez, rogaba ante el crucifijo por el amor de mi Ernie Malo, un chiquillo de la escuela parroquial, hijo de un juez, al que porque era como mi hermano muerto Gerard amaba con un amor tan sublime -mezclado con la extrañeza de la infancia: por ejemplo, rezaba ante la foto de mi hermano Gerard, que murió a los nueve años cuando yo tenía cuatro, para asegurarme la amistad, el respeto y la gracia de Ernie Malo- quería que el pequeño Ernie simplemente me diera la mano y me dijera: "¡Ti Jean, eres bueno!" Y -"¡Ti Jean, siempre seremos amigos, cuando terminemos los estudios iremos a Africa a cazar juntos, ¿eh?" Yo le encontraba tan hermoso como la octava maravilla del mundo porque sus mejillas sonrosadas y dientes blancos y ojos de mujer soñando, o quizás de ángel, mordieron mi corazón; los niños se aman unos a otros como amantes, en el transcurso de nuestra vida de adultos no nos fijamos en sus pequeños dramas.

Jack Kerouac
Maggie Cassidy

 

11 marzo, 2018

Errores



Josh Duhamel (John) y Josh Wiggins (Lost in the Sun, 2016)

John: Algunas personas pueden ver todos tus errores. La manera en que lo llevás se nota en tu cara. Yo cometí un montón de errores y fueron mis errores. De nadie más. Míos. Cuando te hacés mayor, todos esos errores empiezan a apilarse dentro tuyo. Arrepentimientos, culpa. Son suficientes como para revolverte el estómago. El problema es que hay ciertas cosas en mí que ya no puedo cambiar.

07 marzo, 2018

Como una olla de pólvora


 Louis Welden Hawkins - Camille Pelletan (ca. 1880)

Tengo la sensación de que no estoy hecho para mi vida. Me refiero a que me viene grande por todas partes, que no es de la medida de un hombre como yo, que se llena de demasia­das cosas, de demasiados hechos, de demasiadas miserias, de demasiados fallos. ¿Será culpa mía? ¿Será que no sé ser hom­bre? ¿Que no sé tomar y dejar, hacer elecciones? ¿O será a cau­sa de este siglo en que vivo y que parece un enorme tonel don­de se derrama todo lo que les sobra a los días, todo lo que se corta, araña, aplasta y cercena? A veces creo que la cabeza va a estallarme como una olla de pólvora. 

Philippe Claudel
El informe de Brodeck

03 marzo, 2018

Excusas


Tatsumi Shimura  - Akashi-Cho - 明石町 (rincón del jardín, ca.1980)


Aunque no lograba descubrirlo Mitsuki sentía que la reacción de Tetsuo tenía otro motivo. En la relación con su marido, en el matrimonio que formaron, esa reacción se constituyó en un símbolo. Cada vez que una actitud de Tetsuo la dañaba, Mitsuki sentía lo mismo que aquel día, mientras veía que su figura se alejaba. En general Tetsuo era amable, era cierto que si ella se resfriaba le llevaba a la cama arroz con umeboshi. Pero cuando le preguntaban por qué hacía cosas que la lastimaban la respuesta era elusiva. Y como no quería pensar que no la amaba, dejó de preguntar y comenzó a pensar las excusas por él.

Minae Mizumura
La herencia de la madre

27 febrero, 2018

Aquí y ahora



Holly Hunter (Audrey) y Tim Robbins (Greg)
Here and Now - T1E3 -  "If a deer sh*ts in the wood

Audrey: No hay vergüenza en admitir que estás deprimido.
Greg: No es depresión, es existencial, es congoja.
Audrey: ¿Por?
Greg: La vida. Siento que la vida pasó muy rápido. Que todo ya terminó: nosotros, los chicos, el mundo...
Audrey: No ha terminado.
Greg: Bueno, una gran parte sí, ¿sabes? Yo sentía que era parte de ella y ella parte de mí. Eso se fue ¿sabes? Supongo que aún no he resuelto cómo ser viejo. Me siento tan irrelevante.
Audrey: Cariño, ¡practica lo que has predicado toda tu vida! Está... aquí... ahora... Olvida el pasado, no te preocupes por el futuro.
Greg: Es muchísimo más fácil decir eso a los 25 años...  Eres hermosa.
Audrey: ¡Callate!


03 febrero, 2018

Héroes del cine negro



Richard Widmark en Night and the city (1950)

El héroe del cine negro muere sin conseguir lo que busca. Si extendemos un poco este concepto, todos estamos condenados a no conseguir en esta sociedad lo que buscamos. Son muy pocos los que lo consiguen, porque esa es, precisamente, la esencia de esta sociedad. Y el resto somos todos perdedores, todos héroes del cine negro. Usted también es un héroe del cine negro. Ganadores hay muy pocos. Y esos son los dueños del poder. El héroe del cine negro expresa la angustia existencial de quien busca algo que lo arranque de la pobreza, la miseria, el frío de la muerte. Porque el frío de la muerte es, en última instancia, la soledad, el abandono, es la falta de amor, la falta de poder. Es el cadáver de Harry Fabian arrojado al río como si fuera una bolsa de basura.

José Pablo Feinmann
Siempre nos quedará París

01 febrero, 2018

La vida es un barco más o menos bonito


 Edvard Weie  - Boats at the quay, Christianshavn (1908)


Él ya sucedía entretanto. Todo sucede. La vida es un barco más o menos bonito. ¿De qué sirve sujetarlo? Va y va. ¿Por qué digo esto? Porque lo mejor de la vida se gasta en seguridades. En puertos, abrigos y fuertes amarras. Es un puro suceso, eso digo. ¿Eh, señor Mascaró? Por lo tanto conviene pasarla en celebraciones, livianito. Todo es una celebración. 

Haroldo Conti
Mascaró, el cazador americano

18 enero, 2018

Hablar del amor

 Henry Siddons -  Mowbray (1883)

Por primera vez sintió que fracasaba. Era una historia de amor y tuvo que ceder su papel de héroe; quiso desvanecerse en la sombra de la glorieta y forzar a vivir, ni para él ni para ella, una tarde soleada hecha con minutos de muchas. Habló de su amor desinteresado por un caballo que cambiaba de pelo y de nombre, un animal invencible aunque la traición lo venciera, unas patas, un encuentro, una cabeza, un coraje que habían sido una sola vez y para siempre, el más alto orgullo de una raza extinguida. Siempre es difícil hablar del amor y es imposible explicarlo; y más si se trata de un amor que nunca conoció el que escucha o lee, y mucho más si sólo queda, en el narrador, la memoria de los simples hechos que lo formaron.

Juan Carlos Onetti
El astillero 

 

11 enero, 2018

Vivir de ilusiones


Bruce Davidson - Coney Island July Fourth Fireworks. 
New York City, U.S.A. (1962) (Magnum)

Así las cosas, Emilio había percibido con claridad que una época había terminado y que una cultura había sido derrotada. Antes, pensaba Renzi, podíamos circular en los márgenes ligados a la contracultura, al mundo subterráneo del arte y la literatura, pero ahora todos éramos figuritas de un escenario empobrecido y debíamos jugar el juego que dominaba el mundo. No había esperanza ni voluntad ni coraje para cambiar las cosas o, al menos, para correr el riesgo de vivir de ilusiones.

Ricardo Piglia
Los diarios de Emilio Renzi.
3. Un día en la vida

07 enero, 2018

Una pequeña luz



Newell Convers Wyeth - Homecoming  (1945)


Escuchad, escuchad, si conozco mi mundo, cosa dudosa, pero si lo conozco, sé que es caótico, malvado y cruel, con leyes forjadas en moldes erróneos, una idea justa que salió mal, un lugar terrible, en resumen, y sin embargo, sin embargo sigue siendo un lugar susceptible de esplendor en esos escasos momentos en los que irrumpe una pequeña luz, y algo queda sin explicar, sin perdonar, simplemente iluminado. 

John Banville
Regreso a Birchwood

03 enero, 2018

Una ruta infinita



 Fred Stein -  Niña en un auto (1947)

En la próxima vida, si existe una cosa parecida, me gustaría saber manejar. Conduciría sola en una ruta infinita. Es más, me gustaría ser chofer o camionero. Viajar en silencio llevando trigo. Tener un colchoncito y quedarme dormida o dormido con el camión parado en la banquina. Mear entre los yuyos mientras amanece. Todo eso me gustaría de la otra vida.

Santiago Loza
El hombre que duerme a mi lado